En un hecho que ha dejado totalmente desconcertados y sin ningún tipo de respuestas científicas que lo justifiquen, Neptuno estpa quedándose prácticamente sin nubes, según lo señala una investigación llevada a lado por un equipo interdisciplinario de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos,
Si proporcionadamente hasta ahora se sabía que el Sol es un divo que cada 11 primaveras tiene ciclos cambiantes como consecuencia de la inversión de sus campos magnéticos – ya que los polos finalidad y sur cambian de posición- ahora, los científicos de esa prestigiosa casa de estudios norteamericana afirman que estos ciclos tienen un impacto directo en las nubes de Neptuno y son los principales responsables de su desaparición masiva.
Para obtener a esta conclusión, los científicos han realizado una serie de estudios e investigaciones a lo holgado de los últimos 30 primaveras valiéndose de datos obtenidos por telescopios ubicados en diferentes lugares del planeta –entre ellos el telescopio espacial Hubble de la NASA-, y que les permitieron determinar que existe una relación directa entre la actividad solar y la presencia de las nubes en ese enorme planeta que casi nada recibe un 0.1% de la intensidad de la luz solar que baña a la Tierra,
«Me sorprendió lo rápido que desaparecieron las nubes en Neptuno. Básicamente, notamos una resistente disminución de la actividad de las nubes en muy pocos meses”, afirmó la astrónoma holandesa Imke de Pater que lideró la investigación.
“Neptuno brilló con fuerza en 2002, se atenuó en 2007, volvió a reflectar en 2015 y se apagó en 2020, adaptado cuando sus nubes empezaron a desaparecer en gran número”, agregó la asimismo profesora emérita de Astronomía en Berkeley
. Ahora, el equipo de científicos continuará estudiando el clima en Neptuno con el objetivo no solo de tratar de revelar cómo funciona este cíclope congelado del sistema solar sino, fundamentalmente, para tratar de comprobar fehacientemente porqué Mercurio se ha quedado misteriosamente sin las históricas nubes que albergaba en sus polos.
Creditos a Patricia Daniele
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