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Los dobladores se unen al ver peligrar su trabajo por la inteligencia fabricado: “Hay que regularlo” | Tecnología


En pocos meses, la inteligencia fabricado ha inquieto la calma en varios oficios creativos. En el sector del doblaje en España el detonante saltó a principios de marzo. Un estudio de Madrid hizo una convocatoria a actores para que “grabaran emociones”, dice Jaime Roca, presidente del Sindicato de Actores de Voz y Voice Talents de Madrid (AVTA), una de las nueve asociaciones del sector en España. “Al instante vimos que era para entrenar una IA”, dice. “Te hacen inculcar frases con distintas emociones, que luego sirven para que la máquina aprenda”, añade. El ordenador ya es capaz de crear un timbre nuevo, fabricado, pero necesita copiar la entonación: alegre, triste, excitada, entusiasta, dubitativa.

En el AVTA han sido, según Roca, los primeros en sacar un comunicado. Pero no serán los únicos. Los nueve grupos españoles ya han creado un foro en WhatsApp donde siguen hablando y ya han tenido reuniones con grupos iberoamericanos y europeos en los últimos días. Pronto habrá nuevos comunicados colectivos, igualmente internacionales, con el objetivo de conmover a Bruselas. “Todos tenemos las mismas preocupaciones y queremos crear un lobby para informar a políticos, ha sido como una cerilla que ha caído en un pajar seco”, resume Roca. La emergencia y las ganas de entenderse son una prueba de la magnitud del batalla: “Es un poco como si llegan unos extraterrestres”, dice. “Aunque nunca es blanco o molesto, tiene la capacidad de sustituirnos a todos y no lo vamos a poder frenar. Dará oportunidades, pero hay que regularlo”, exige.

En el comunicado, el sindicato pide, mediante regulación, la creación de poco llamado “acento IA”. Poco que permitiría distinguir con algún intención de sonido que una voz no es humana: “Insertar en el motor de gestación de voz de todas ellas una ecualización o intención de sonido por determinar que las haga identificables en cualquier momento de su recital”, reclama el texto. Roca aclara que sería como “una marca de agua, para que sepas que te está hablando un software, que sonara quizá como la radiodifusión”, dice. “Así se evitaría uno de sus peligros que va más allá del doblaje, la suplantación y potenciales crímenes”, asegura.

La marbete ‘human friendly’

“Poco así nos da la capacidad de poder competir, sería como una marbete human friendly”, dice Roca. Estas voces sintéticas tendrán pronto la capacidad de establecerse cualquier espacio. El doblaje de actores extranjeros, por ejemplo, podría hacerse con el mismo timbre del protagonista. La máquina será capaz de usar el timbre flamante de Meryl Streep para hacer que su voz se oiga en chino, árabe o ruso. La entonación en cada idioma es lo que ahora hacen los actores de doblaje, pero los labios en la imagen igualmente se adaptarían automáticamente. Si la propuesta de la AVTA fructificara, esa voz se oiría con algún intención sonoro que la identificara como fabricado. “Esto igualmente suprimiría los estudios de doblaje”, advierte Roca.

Hay un segundo punto esencial para Roca en una posible carta: de quién son las voces humanas que han servido para entrenar esas voces artificiales. Este problema, que puede terminar en tribunales, ha surgido igualmente con otras profesiones, como los ilustradores o los escritores. Esa recogida masiva de datos es una de las razones que ha entregado el gobierno italiano para cerrar el uso de ChatGPT en el país: “Queremos atañer a identificar todas las actuaciones en su memoria, que no se saben, y cobrar por esos derechos”, dice Roca.

La irrupción inesperada de la IA ha puesto a la defensiva a sectores que no esperaban encontrarse amenazados en al punto que unos meses: “Yo esperaba ver a un androide camarero que me pusiera las cervezas”, dice Roca. “Pero hacer la máquina es cara, es más saldo no hacerla y crear un software que haga otras cosas, incluso la creatividad”.

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Creditos a jordi perez

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