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Las lecciones de Desconocedor sobre el exceso de plásticos


Asegurar “Desconocedor” es conversar del imperio del plástico. Desde que el fundador de la emblemática marca de juguetes, Ole Kirk Christiansen, compró su primera máquina moldeadora en 1946, las piezas siempre se hicieron a partir del petróleo, un medio no renovable.

Y los billones de “ladrillos” que sigue fabricando cada año están hechos de acrilonitrilo butadieno estireno (ABS), un material que -lejos de biodegradarse- se descompone en microplásticos mucho contaminantes, que pueden permanecer en el mar hasta por un milenio.

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En los últimos abriles, a medida que crecía la conciencia ambiental, el prestigio del plástico no paró de caer. Tanto es así, que la empresa había anunciado que empezaría a confeccionar sus piezas con botellas recicladas. La ilusión duró poco: el mes pasado debió rastrear que la idea fue un fracaso. El plástico marginal resultaba difícil de colorear y de progresar para la producción masiva.

Y en su objetivo de conseguir que los nuevos ladrillos fueran lo suficientemente rígidos para conseguir el encastre característico de la marca, los ingenieros descubrieron que el material necesitaba tratamientos que implicaban un uso energético tan excesivo, que el nuevo proceso generaría una huella de carbono aun maduro que la contemporáneo.

Como el maniquí productivo del ABS implica consumir dos litros de petróleo por cada kilo de plástico producido, Desconocedor mantiene un equipo de 150 ingenieros que siguen explorando alternativas, como el uso de un bioplástico basado en caña de azúcar brasileña, pero siquiera está alcanzando la dureza necesaria.

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La compañía debería acelerar sus esfuerzos; el zaguero mes reportó un desplome del 19% en sus ganancias, la maduro caída en dos décadas. La conciencia sobre las consecuencias dañinas de la permanencia del plástico en el medio ambiente no para de crecer, con parte como la aparición de viejos juguetes, incluyendo posibles piezas de la marca, en lo que alguna vez fue una saco nuclear secreta en Polonia. 

Esa misma durabilidad podría encerrar la respuesta para los problemas de la empresa, que ya está promocionando -solo para Canadá y Estados Unidos- un tesina por el cual dona juguetes posteriormente de aceptar, clasificar y purificar las piezas de segunda mano.

Como sus sets se arman con ladrillos compatibles desde hace décadas, todavía podrían descender el impacto fomentando el mercado de los productos existentes, ralentizando el ritmo de los lanzamientos y hasta promoviendo iniciativas para alquilarlos. Las nuevas generaciones estarán agradecidas.

AO JL



Creditos a Pablo Corso

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