«Estos artículos no suelen ser fáciles de reparar. Se convierten fácilmente en desechos y de ahí que aumente la coexistentes mundial de residuos», afirma Kees Baldé, diestro verificado principal del Software de Ciclos Sostenibles del Instituto de las Naciones Unidas para Formación Profesional e Investigaciones (UNITAR).
«El aumento de la montaña de residuos electrónicos es más rápido que el de los esfuerzos de reciclaje de estos residuos… Sencillamente, estamos perdiendo la batalla».
En 2022, la producción anual mundial de residuos electrónicos se situó en 62 millones de toneladas, un 82% más que en 2010. La coexistentes de residuos electrónicos aumenta en 2.6 millones de toneladas anuales, lo que significa que podría alcanzar los 82 millones de toneladas en 2030.
«La gran mayoría de estos residuos electrónicos no se gestionan proporcionadamente», dijo Baldé. «Puede matar en los vertederos, como artículos más pequeños, como el teléfono móvil o el cepillo de dientes, que la familia simplemente tira a la basura residual».
Los expertos de la ONU atribuyen este aumento a factores como el anciano consumo, la desatiendo de opciones de reparación, los ciclos de vida más cortos de los aparatos electrónicos y una infraestructura inadecuada para dirigir los residuos electrónicos.
Baldé señaló que incluso artículos diseñados para achicar el consumo de energía, como los paneles solares, han contribuido a la basura electrónica. Se calcula que en 2022 se desecharon unas 600.000 toneladas de paneles fotovoltaicos, dijo Baldé.
«Los fabricantes tienen responsabilidades en términos de normalización y de cerciorarse de que no defraudan al consumidor, por lo que el producto que fabrican no debe tener un ciclo de vida corto», dijo Cosmas Luckyson Zavazava, director de la Oficina de Avance de las Telecomunicaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), un organismo de la ONU.
«Creo que el sector privado tiene que imaginarse a sí mismo como un buen ciudadano».
Creditos a Reuters
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