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Talavera de la Reina: De la Operación Tulipán a la Operación Zarzamora: así trasladó Meta su nuevo hipercentro de datos a la España vaciada | Tecnología

“El plan de la empresa pintaba todo atún. Ausencia de cajas metálicas. Habría árboles y un regato con agua. Pero es obsceno hacer creer a la muchedumbre que todo será atún y luego coger su metálico y hacerles controvertir con las consecuencias”. Susan Schaap, vecina de la pequeña billete neerlandesa de Zeewolde, todavía se indigna al rememorar la batalla que libró contra el gigantesco tecnológico Meta.

En 2021, la compañía dueña de Facebook, Instagram y Whatsapp ultimaba los detalles para construir en este pueblo cercano a Ámsterdam un enorme centro de datos. Un tipo de infraestructura, parecida a una lechería de ordenadores con cientos de servidores pegados unos a otros, imprescindible para el funcionamiento de internet. Y cada vez más de hogaño por la crisis de la inteligencia fabricado. Schaap lideró entonces un movimiento municipal que paró el plan. El ruido de vecinos y autoridades locales generó un debate franquista sobre los artículos no deseados de los centros de datos más gigantescos, los hipercentros (hyperscale, en inglés). Son especialmente atractivos para las grandes tecnológicas globales, pero exigen una suscripción demanda de bienes, especialmente electricidad y agua.

Pocos meses luego, a 2.000 kilómetros de allí, en la billete manchega de Talavera de la Reina, el concejo pidió a varios vecinos que escribiesen una carta dirigida a Meta. Las misivas tenían que reflectar el entusiasmo que se respiraba en tierras talaveranas en presencia de la posible presentación del cuarto centro de datos de la compañía de Mark Zuckerberg en Europa.

Dos primaveras más tarde, las obras para la construcción de un arduo que ocupará 191 hectáreas están cerca de comenzar. El proceso se ha alargado más de lo que preveía inicialmente el Gobierno de Castilla la Mancha, que porfía desde hace meses para aprobar los permisos de un plan manifiesto de “singular interés” por el Ejecutante de Emiliano García-Page. Pero que ha generado inquietud entre grupos ecologistas por su detención consumo de agua potable en una zona en peligro de sequía.

Vista del centro de Talavera de la Reina desde uno de los puentes que cruzan el río Tajo en la ciudad.
Apariencia del centro de Talavera de la Reina desde uno de los puentes que cruzan el río Tajo en la ciudad.PABLO JIMÉNEZ ARANDIA

La categoría de Esquema de Singular Interés (PSI) está reservada a iniciativas de particular relevancia social y económica para la región, a criterio del gobierno autonómico. El propio García-Page ha manifiesto que el plan supondrá “un ayer y un luego” para la zona. Fuentes de la Consejería de Finanzas afirman que la inversión total prevista por la empresa es de 750 millones de euros, 430 de los cuales se quedarán en la región mientras dure su construcción, y que en ese periodo generará de media 300 empleos directos al año.

Estas cifras, aclaran desde el Ejecutante manchego, se extraen de la documentación aportada por Zarzamora Networks SL, la sociedad creada por Meta en España para impulsar un arduo que contará con dos grandes naves principales que acogerán los racks de servidores y varios edificios anejos. Una vez en funcionamiento, Meta calcula que necesitará 250 trabajadores directos y una inversión anual de 30 millones para su buen funcionamiento.

El fracaso de la Operación Tulipán

Erik Van de Beld ocupa hoy uno de los asientos del concejo de Zeewolde. Coincidiendo con el inicio de la pandemia, en esta pequeña ciudad de Países Bajos se comenzó a platicar de un gran arduo industrial que ocuparía varias parcelas dedicadas hasta entonces a la agricultura. El consistorio negoció durante meses la cesión de estos terrenos públicos a una entidad que respondía al nombre de Tulip, nombre en inglés de la requiebro más popular de este país centroeuropeo.

Van de Beld explica que, poco ayer de la votación definitiva sobre el plan, les informaron de que Meta estaba detrás de esa misteriosa sociedad. Al día sucesivo, cogió su coche y viajó hasta Odense, en Dinamarca, hogar de uno de los tres centros de datos que la compañía tiene en Europa. “En la encuentro comprobé que los beneficios para el municipio eran muy limitados”, señala.

En Odense, las empresas de la zona no tenían relación con las enormes naves llenas de servidores de Meta y los pocos empleados que trabajaban en el circuito habían llegado de fuera, rememora este político. A su envés a Zeewolde, adyacente a vecinos de la billete, Van de Veld impulsó un movimiento de rechazo contra la presentación de la compañía estadounidense, que acabó cancelando el plan. “La muchedumbre estaba muy cabreada”, comenta Susan Schaap, que critica cómo la empresa por un costado hablaba de la importancia de que la comunidad participase en el proceso, pero por el otro “escondía todo bajo la mesa”. La agresiva organización seguida por Meta en tierras neerlandesas incluyó la exigencia de decidir el plan de “importancia franquista”, para así sostener los terrenos públicos que ocuparía, poco a lo que el Gobierno se negó.

A nivel circunscrito, recuerda Schaap, el secretismo en torno al arduo y su coste medioambiental en una zona sobre todo agrícola, puso a ciudadanía y autoridades en contra. “Meta es un agente forastero y luego nosotros nos quedamos con la mierda aquí. En eso se resume todo”, añade. Encima de en Países Bajos, las resistencias contra este tipo de infraestructuras se están multiplicando en los últimos primaveras por todo el mundo. Así ha ocurrido en Pimiento, donde un centro de Google fue frenado correcto al detención consumo de agua que exigía; o en Irlanda, donde la cargo eléctrica de varios de estos complejos derivó en una moratoria aun actual en el condado de Dublín. La ciudad-estado de Singapur levantó en verano de 2023 un veto similar que había durado cuatro primaveras.

“Cada vez hay más centros de datos en todo el mundo para satisfacer las demandas de nuestra vida digital. Y estos cada vez son más grandes, con más capacidad de computación”, señala la investigadora del Oxford Internet Institute (OII) Ana Valdivia, que estudia la creciente concurso a estos complejos en diferentes países, correcto al uso intensivo de bienes en los territorios donde se instalan.

Para Valdivia, cuando las grandes tecnológicas encuentran resistor circunscrito buscan alternativas donde ubicarlos. “Lo que quieren es estar en un sitio donde no haya resistor, porque son infraestructuras críticas a nivel de seguridad”, añade. Y anticipa que esta concurso va a ir más, especialmente en un contexto de sequía como el coetáneo en países como España.

Fuentes de Meta, por su parte, explican a EL PAÍS que la selección del zona para sus centros de datos es un proceso arduo que dura varios primaveras. Y atribuyen el secretismo en las negociaciones en Zeewolde a la competitividad que existe para hacerse con terrenos que cumplan las características que la empresa necesita.

Una ciudad olvidada

Es viernes por la mañana y Antonio, un vecino de Talavera de la Reina en la setentena, todavía conocido como “Rojo”, limpia los cristales de su pequeña tienda de fotografía en una céntrica calle comercial. Está a punto de jubilarse y manejo de traicionar el circunscrito que ocupa este negocio íntimo tras más de medio siglo libre. A su en torno a, decenas de espacios comerciales todavía lucen carteles de “Se vende” y “Se alquila”. La cuarta ciudad de Castilla-La Mancha por población —hasta hace una decenio era la segunda— padece una de las tasas de paro registrado más altas del centro peninsular, por encima del 24%.

Antonio (no da su patronímico) ha audición platicar del centro de datos que Meta va a construir en el polígono industrial de Torrehierro, a diez minutos del centro. Y de las promesas de empleo que lo acompañan. Pero como otros vecinos de la billete consultados para este reportaje mira el plan con cierta resignación, y con una buena dosis de incredulidad hasta que las obras no arranquen.

Rosa de los Ríos (izq.) y Calros Martín, de la Mesa por la Recuperación de Talavera y Comarca, frente a las murallas de la ciudad.
Rosa de los Ríos (izq.) y Calros Martín, de la Mesa por la Recuperación de Talavera y Comarca, frente a las murallas de la ciudad.PABLO JIMÉNEZ ARANDIA

Casquete calada, antiparras amarillas y pelusilla canoso, Antonio cree que el cambio verdadero para la comarca solo llegará cuando se cumpla una vieja promesa de las instituciones: “La presentación del AVE”, señala, apurando su cigarro. Esta vieja reivindicación, que hoy sigue sin concretarse, fue uno de los orígenes de la Mesa por la Recuperación de Talavera y Comarca, un colectivo que aúna a setenta asociaciones civiles y que nació en 2017 luego de una manifestación ciudadana multitudinaria contra el desaliño de las instituciones alrededor de esta ciudad a orillas del Tajo.

En un café pegado al circuito amurallado de Talavera, Carlos Martín y Rosa de los Ríos, dos representantes de la Mesa, creen que el centro de datos traerá beneficios a esta comarca, aunque critican que ni el gobierno municipal ni el autonómico han hecho lo suficiente para servirse lo que consideran una buena oportunidad para esta billete, crónicamente olvidada frente al empuje de su vecina Toledo.

Martín, que todavía es el portavoz de la coalición de empresarios talaveranos FEPEMTA, fue uno de los firmantes de las cartas que el Consistorio de Talavera envió a Meta, allá por 2022, ayer de que el plan saliese a la luz pública. Este zagal economista y pequeño patrón palabra con entusiasmo de todo lo que tiene que ver con su ciudad y sigue creyendo que el plan es una gran notificación. Pero advierte del peligro de que tenga un retorno en la zona pequeño del esperado, correcto a la inacción de las administraciones. “Nos hemos quedado en el Bienvenido, Mister Marshall”, asegura. Y apunta por ejemplo que la ciudad no está hoy preparada para beneficiarse de los puestos de trabajo en gran medida cualificados que requiere el plan.

Una vez construidos, hipercentros de datos como el de Meta precisan de una mano de obra escasa aunque muy especializada. Trabajadores dedicados sobre todo al mantenimiento de las torres de procesadores que alojan y al buen funcionamiento de sus sistemas de refrigeración —generalmente a través de agua y en ocasiones mediante aerofagia—, imprescindibles para que los equipos no se calienten en exceso. Fuentes de la compañía añaden todavía otros perfiles de pequeño cualificación, como personal de provisión, seguridad y cocina.

Ubicada a hora y media de Madrid en coche, diversas voces en Talavera, incluida la de Martín, temen que la mayoría de estos trabajadores acabe residiendo en la renta española, diluyendo así el posible retorno crematístico de nuevos residentes de detención poder adquisitivo en la ciudad. Desde la Consejería de Finanzas defienden que sí se han hecho los deberes y mencionan como ejemplo el calidad en Ingeniería Informática que la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) estrenó en 2019 en su campus talaverano, cuya primera promoción se graduó el año pasado.

En relación a la capacidad de la ciudad para retener empleos de suscripción cualificación, fuentes del área aseguran a EL PAÍS que aunque quede camino por recorrer “en el ámbito de las infraestructuras” Talavera ya cuenta con “nociones claramente diferenciales” para advertir talento, especialmente zagal. Y argumentan que proyectos como este son por sí mismos un tipo de “propensión y tracción, que facilita un maduro crecimiento de proyectos y de clústers tecnológicos” en el comarca, esencia para asentar y fijar población.

Desde el Consistorio de la ciudad manchega se ha optado por no contestar a las repetidas peticiones de información para este reportaje.

“El progreso es lo que nos trae”

El polígono Torrehierro 2 y los terrenos anejos donde se instalará Meta están pegados a Gamonal, una pequeña billete interiormente del municipio de Talavera. En una mañana de enero esta enorme parcela bordeada por un pequeño regato y la autovía A-5 con dirección Madrid está vacía. El suelo está encharcado por las recientes lluvias y en el firmamento se audición el revoloteo de un dron que toma fotografías de los terrenos. Así lo explica el operario que lo maneja, que prefiere no mencionar la empresa que recibirá las imágenes. Ya acumula varias visitas a la zona.

A medida que avanza el día, aparecen cada vez más paseantes, algunos ciclistas y vecinos de la zona que hacen deporte. Uno de ellos es Espíritu celeste Luis, oriundo de Gamonal, que hace una pausa en el paseo diario con su perro para relatar cómo estos terrenos en su infancia servían para el pastoreo de manada (todavía hoy se usan para este fin esporádicamente). Y para repasar el reguero de industrias que han dejado las inmediaciones de este polígono en el postrero medio siglo. Comenzando por la textil, un día motor crematístico de esta zona ayer de la deslocalización de fábricas a países de Asia.

Ángel Luis, junto a su perro, hace una pausa en su paseo diario por los terrenos del polígono Torrehierro, donde Meta construirá su nuevo centro de datos.
Espíritu celeste Luis, adyacente a su perro, hace una pausa en su paseo diario por los terrenos del polígono Torrehierro, donde Meta construirá su nuevo centro de datos.PABLO JIMÉNEZ ARANDIA

“El progreso es lo que nos trae”, contesta al ser preguntado sobre el arduo tecnológico repleto de servidores que se levantará pronto en este zona. Igual que muchos residentes de esta comarca, Espíritu celeste Luis se desplaza cada día a Madrid a trabajar, en su caso para atender al conocido en una biblioteca municipal. Vivió más de tres décadas en la renta pero se aburrió de la ciudad y hace siete primaveras volvió a su pueblo nativo.

Hoy no ve con malos fanales la presentación de la compañía estadounidense, pero como muchos de sus vecinos se muestra cauto. Sobre el impacto que tendrá en la zona, pero todavía sobre los motivos que han traído al gigantesco de las redes sociales hasta este rincón de la España vaciada. “A todo el que te ofrece poco, le tienes que ofrecer poco a cambio”, sentencia.

“Porno y anuncios”

En 2021 Susan Schaap creó un congregación de Facebook para informar sobre aquello que la empresa escondía en Países Bajos y organizar la concurso contra el centro de datos en Zeewolde. “Usé Facebook para contender contra Facebook”, recuerda. Schaap se jacta de que hoy su ciudad es conocida en el país por “no tragar con las cosas que no quiere”, aunque no esconde que su acción directa frente a Meta todavía le pasó cargo entre sus vecinos. “Algunos me retiraron la palabra”.

Comercial de profesión, Schaap explica que no tiene falta en contra de los centros de datos, una industria de gran peso crematístico en Países Bajos que en los últimos primaveras ha conocido cómo el Gobierno endurecía los requisitos medioambientales que ha de cumplir. Pero sí está en contra de una infraestructura como la de Meta: “No tenía falta que ver con aplicaciones para hospitales, bancos o cosas que necesitamos. Facebook es puro entretenimiento, porno y anuncios.”

Cuando se le explica que Meta está a punto de comenzar a construir a miles de kilómetros al sur de Zeewolde un arduo similar al que su pueblo rechazó, a Schaap no le sorprende: ”Facebook manejo de encontrar pedazos de tierra para construir cosas así”, dice. Y hace un convocatoria a que la muchedumbre “se este por sus derechos” frente a estas nuevas fábricas de la era digital, sedientas de bienes y que proliferan como setas por medio mundo. “Hablamos de nuestro metálico, nuestra agua y nuestra electricidad”, remacha.

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Creditos a Pablo Jiménez Arandia

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