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Sam Altman, un raro despido fulminante y por videoconferencia | Tecnología


La inteligencia fabricado lleva un año deslumbrando al mundo, pero no tiene respuesta para todo. Por ejemplo, no sabe por qué el consejo de OpenAI, la empresa creadora de ChatGPT, ha despedido a Sam Altman, su guía delegado hasta este viernes. “En mi última aggiornamento de conocimientos, en enero de 2022, no había ninguna información que indicara que Sam Altman hubiera sido despedido de ningún puesto destacado”, contestaba este sábado ChatGPT. La popular aparejo no es la única sin respuesta. El despido fulminante por videoconferencia de Altman, que se había convertido en una especie de embajador completo de la inteligencia fabricado, ha sido extraño, por las formas y por la desatiendo de una explicación clara. Todo Silicon Valley se pregunta qué ha pasado.

Altman recibió un mensaje de texto el jueves por la perplejidad en San Francisco. Había sido un día holgado e intenso. Había participado en una mesa redonda en la reunión de consejeros delegados que se celebraba como parte de la Cumbre Económica de Asia Pacífico (APEC). Carencia en su intervención podía hacer pensar en su salida de OpenAI. Sostuvo que la inteligencia fabricado “será la tecnología más transformadora y beneficiosa que la humanidad haya inventado hasta ahora” y que no necesitará una regulación válido “durante las próximas dos generaciones”. “Estoy muy emocionado. No puedo imaginar mínimo más emocionante en lo que trabajar”, señaló.

El mensaje de texto que Altman recibió la perplejidad del jueves en su móvil era de Ilya Sutskever, sabio jerarca de OpenAI. Le citaba a una reunión por videoconferencia a mediodía del viernes, hora de San Francisco. Aunque la firma está en la esfera de Microsoft, la aparejo a utilizar no fue Teams, sino Google Meet. Al conectarse, estaba todo el consejo de OpenAI con la excepción de su presidente, Greg Brockman. Allí estaban Sutskever; y los tres consejeros independientes: Adam D’Angelo, jerarca de Quora, Tasha McCauley, emprendedora tecnológica y Helen Toner, directora del Georgetown Center for Security and Emerging Technology.

La reunión fue corta. A Altman le comunicaron que estaba despedido y que la nueva se haría pública en un abrir y cerrar de ojos, según ha relatado Brockman, que ha señalado que el sucesivo en ser citado fue él mismo. Sutskever le envió un mensaje a las 12.19, hora de San Francisco (21.19 en la España peninsular) para ver si podía tener una convocatoria rápida. A las 12.23 le envió un enlace para conectarse a la videoconferencia, incluso por Google Meet. En ese momento le comunicaron que estaba despedido como presidente y miembro del consejo, pero no como empleado, pues se le consideraba fundamental.

Inmediatamente posteriormente, OpenAI publicaba el anuncio de los despidos en su página web. A las 12.28 lo tuiteaba. En menos de media hora y por videollamada, el consejo había despedido a dos de los fundadores. Los empleados de la compañía no estaban al tanto, con la excepción de Mira Murati, de 34 abriles, nacida en Albania y educada en Canadá, la jefa tecnológica de OpenAI elegida para sustituir de forma provisional a Altman.

El comunicado de OpenAI señalaba que el consejo había perdido la confianza en Altman, que la atrevimiento se tomaba “tras un proceso de revisión deliberativa por parte del consejo”, del que no se señala cuándo había empezado ni con qué detonante. La conclusión es que Altman no fue siempre franco o sincero en sus comunicaciones con el consejo, obstaculizando su capacidad para desempeñar sus responsabilidades. “El consejo ya no confía en su capacidad para seguir dirigiendo OpenAI”, añadía.

Sobre el cese de Brockman como presidente no se daba la beocio explicación en la nota. Horas posteriormente de acaecer sido destituido como presidente, Brockman presentó su renuncia incluso como empleado. “Sam y yo estamos conmocionados y tristes por lo que el consejo ha hecho hoy”, tuiteó. “Nosotros incluso estamos intentando acechar qué ha pasado exactamente”, añadió.

OpenAI tiene una compleja estructura de gobernanza, con una ordenamiento sin humor de rendimiento (y exenta de impuestos) en la cúspide, OpenAI Inc, fundada en 2015, que es la que está controlada por el consejo de sucursal. A través de sus filiales, esa sociedad controla y posee la mayoría de OpenAI Integral LLC, la compañía creada en 2019 en la que ha invertido Microsoft como socio de relato, que incluso tiene sus beneficios limitados. Pero la compañía deja claro que “el principal beneficiario de la ordenamiento sin humor de rendimiento es la humanidad, no los inversores de OpenAI”.

En el comunicado se hace relato incluso a esos principios y como el despido de Altman ha coincidido con una búsqueda de inversores para la compañía con una valoración de cerca de 90.000 millones de dólares, se especula con que haya habido un choque por ello. La derivada económica puede ser un signo incluso de una batalla cultural soterrada, entre los partidarios de acelerar en el expansión de la inteligencia fabricado y los defensores de cuidar las implicaciones de seguridad en cada paso.

Al superhombre tecnológico dirigido por Satya Nadella le pilló incluso por sorpresa el cese de Altman. Hace unas semanas habían participado juntos en la primera conferencia de desarrolladores de OpenAI.

Los empleados siquiera veían venir lo que ha ocurrido y algunos, según los medios locales, lo interpretan como un ataque. A la reunión del consejo se llegó con la atrevimiento tomada y no está claro por qué no participaba Brockman en esa reunión. Al final ha sido el sabio jerarca con el apoyo de los independientes el que ha cubo el ataque de timón, que no ha sentado perfectamente en parte de los trabajadores de OpenAI.

Según The Information, ha empezado una oleada de dimisiones. Jakub Pachocki, director de investigación de la empresa; Aleksander Madry, jerarca de un equipo que evaluaba los riesgos potenciales de la IA, y Szymon Sidor, investigador de la firma desde casi su fundación, han comunicado sus renuncias en protesta por la destitución de Altman. La cuestión es si la fuga de talento puede conmover a comprometer los avances de OpenAI.

Al tiempo, conexo al ocultación sobre el detonante del despido fulminante de Altman, la otra pregunta es qué hará ahora una de las personas mejor conectadas de Silicon Valley. “Tendré más que aseverar sobre lo que sigue más delante”, se limitó a tuitear tras su despido.

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Creditos a Miguel Jiménez Persona

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