Cuando estaba en la cúspide de su imperio, Pablo Escobar gastó dos millones de dólares en construir un zoo con 1900 especies exóticas en su mítica Hacienda Nápoles, centro de operaciones del cartel de Medellín en el área colombiano de Antioquía.
Treinta primaveras posteriormente de su asesinato, cuatro de aquellos animales -tres hembras y un maslo de hipopótamo- ponen en peligro a la biodiversidad de la cuenca del Río Bizcocho, que ocupa el 24% del demarcación doméstico.
A posteriori de que los mamíferos escaparan de la hacienda, sus descendientes se establecieron en la cuenca. Sin depredadores como leones y hienas, ni sequías que los mantuvieran a guión, se reprodujeron tan rápido que hoy forman la viejo población fuera de África.
Escuchá la columna de Pablo Corso para Modo Fontevecchia en Radiodifusión Perfil.
por Pablo Corso
Soportal de imágenes
Creditos a Pablo Corso
Fuente