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EPIK: Así es la inteligencia sintético que transforma selfis en estudiantes de los 90 y se apropia de caras y datos | Tecnología


Es en extremo probable haberse opuesto en las redes sociales en los últimos días la cara de un conocido, o de algún personaje célebre, al estilo de un anuario estadounidense de la período de 1990. Todas son fotos generadas con EPIK, una aplicación que en unos pocos días se ha convertido en la más descargada en todos los dispositivos móviles. Con un fondo cerúleo celeste, vestido de cheerleader, anteojos para parecer un estilo más intelectual de estudiante o un uniforme de baloncesto representativo de los más deportistas del instituto, estas imágenes hechas con la inteligencia sintético (IA) arrasan en redes, tanto que cualquiera se lanzó a experimentar incluso con la cara del presidente de Gobierno en funciones, Pedro Sánchez.

La aplicación, desarrollada por la empresa surcoreana Snow ha experimentado un total de 92,3 millones de descargas desde que fue puyazo en agosto de 2021, la mayoría de ellas en los países asiáticos, según datos de Apptopia. Sin secuestro, en las últimas semanas se ha vuelto popular además en Estados Unidos y Europa, gracias al tren vírico de TikTok conocido como el #YearBookChallenge (el desafío del anuario, en inglés), en el que han tomado parte celebridades como Chanel, Laura Escanes o Lola Índigo. Sin secuestro, la popularidad de la aplicación ha vuelto a inaugurar el debate sobre la seguridad de este tipo de herramientas, que funcionan con IA y que se apropian de los datos y las caras de sus usuarios, sobre todo a posteriori de que un categoría de adolescentes hayan sido víctimas de deepfakes pornográficos hechos y difundidos por sus compañeros de colegio.

El funcionamiento de esta nueva aplicación es muy sencillo. Tras instalarla hay que agenciárselas el sensación Yearbook (anuario en inglés) y subir entre 8 y 12 selfies para que la IA pueda gestar las fotos con el sensación deseado. El servicio no es gratis en ningún caso —hay que abonar 3,99 euros si se quieren las imágenes en 24 horas o 6,99 euros para tenerlas en dos horas— y antiguamente de abrir es necesario aceptar las condiciones de uso y la política de privacidad. Ni siquiera es posible inaugurar la aplicación sin antiguamente dar el consentimiento para que la empresa recopile, almacene y procese la “imagen facial para proporcionar funciones, contenido y experiencias de estampación”.

El abogado práctico en comunicación digital Borja Adsuara explica que la app —que funciona de forma similar a FaceApp, el software ruso para móvil que envejece rostros y que se popularizó en 2019— presenta dos problemas en materia de privacidad de sus usuarios. Por un costado, su sede central está fuera de la Unión Europea, lo que hace difícil que se respete la reglamento comunitaria sobre la petición de datos (la más quisquilloso en vigor en los países desarrollados). La misma empresa reconoce que utiliza las fotos de los usuarios para “ayudarnos a desarrollar, entregar, probar y mejorar la aplicación”, y que recoge información del máquina telefónico incluso cuando no se está usando la app, sino que está activa en segundo plano. “El peligro no es tanto que otras personas puedan hacer cosas horribles con tu cara, como fue el caso de Almendralejo, sino lo que la compañía puede hacer con tus datos”, recalca Adsuara. “Pero como el resultado de este filtro es chulo, a la familia le da lo mismo, porque no ven peligros directos para ellos”.

En efectividad, las condiciones de uso de la aplicación dejan total sencillez para ceder los datos de los usuarios a terceros, que la empresa mantiene durante tres abriles o hasta que el perfil sea cerrado. Por ejemplo, en el apartado que informa sobre el “intercambio y divulgación de información a terceros” se deje de saldo de la información de uso y de geolocalización. “Podemos compartir su información con empresas u organizaciones conectadas o afiliadas a Snow”, prosigue, para a posteriori añadir que estos datos se pueden transferir a “una subsidiaria o un tercero en caso de cualquier reorganización, fusión, saldo, empresa conjunta, cesión, transferencia u otra disposición de todo o parte del negocio”.

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Creditos a Clara Brascia

Fuente

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