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Las tecnológicas preparan el asalto a la atención primaria | Tecnología


“Me duele la individuo y la barriga. He tenido diarrea”, escribe en ChatGPT y Gemini Raquel Jiménez, estudiante de 18 abriles que cursa el final curso de Bachillerato en un instituto de Sevilla. Cree que los exámenes y la proximidad de las pruebas de camino a la universidad le están generando malestar, pero la cita médica más próxima que le ofrecen es para internamente de 15 días. “Lamento que no te sientas acertadamente”, responden ambas plataformas antaño de resumir posibles causas, proponer remedios y exhortar ir al médico si los síntomas persisten. Las dos plataformas, en sus versiones más básicas, ofrecen un poco de empatía, posibles diagnósticos y sugerencias de tratamiento. Las grandes tecnológicas están perfeccionando estos sistemas para asaltar las consultas y tolerar sus máquinas conversacionales al ámbito de la concurso primaria, pero siempre, dicen, como útil de apoyo, copiloto del médico y posible posibilidad al colapso de la atención primaria.

La inteligencia industrial ha demostrado una enorme validez en prácticas médicas concretas. “LucidWave [un programa de inteligencia artificial (IA)] permite disponer en cualquier parte, con tecnología portátil e inalámbrica, de imágenes médicas por ultrasonido, procesar los datos y proporcionar un dictamen previo al del médico”, explica el belga Bart van Duffel, miembro del tesina y director de innovación en la Universidad Católica de Lovaina. En el final congreso internacional de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Sanidad Pública y Diligencia Sanitaria (Sempspgs), varios hospitales presentaron aplicaciones ya en marcha para la gobierno de enfermedades de revelación obligatoria (Reina Sofía de Córdoba), vigilancia de infecciones hospitalarias (Universitario de Ourense) y protésica de cadera (Jiménez Díaz) o registro de tumores.

Pero estas aplicaciones son usos avanzados en áreas concretas. Las grandes tecnológicas quieren ir más allá y aparecer al principio del sistema taza e instalarse en la atención primaria, a la que acude al menos una vez al año el 81,4% de las mujeres y el 72,3% de hombres, según el Instituto Doméstico de Estadística.

Una revisión de 53 investigaciones sobre el impacto de la IA destaca el valencia de las herramientas de apoyo a las decisiones para ayudar a mejorar la detección de errores y la gobierno de medicamentos. IBM, que dispone de Watson Health, resalta que medios como los robots conversacionales están disponibles a cualquier hora, recopilan información básica y alertan de posibles alteraciones que precisan atención adicional.

Microsoft desarrolla en el ámbito profesional Azure Health Bot, un sistema conversacional basado en información médica, protocolos de clasificación y modelos de idioma entrenados para comprender la terminología clínica.

Google incluso ha entrado en este mercado con la tribu de modelos integrada en MedLM. Greg Corrado, director de Inteligencia Industrial para la Sanidad en la multinacional, destaca las herramientas de estudio de imágenes radiográficas y AMIE, una aplicación “optimizada para el razonamiento dictamen y la conversación que emula las interacciones entre el paciente y el cuidador”.

Miguel Querube Mayer, entendido en Medicina Ordinario y Comunitaria y autor de un artículo publicado en Atención Primaria, considera que, “si acertadamente es cierto que la IA ofrece múltiples oportunidades y su futuro parece prometedor, presenta diversos desafíos en su aplicación, en exclusivo en medicina”.

Ventajas y desafíos

Entre las ventajas, Mayer destaca su capacidad para automatizar procesos administrativos y solucionar la toma de decisiones al aunar diferentes fuentes de datos, desde las características del paciente, sus síntomas y los medicamentos que toma hasta los resultados de pruebas o datos genéticos. “Pueden ayudar a originar sugerencias diagnósticas y terapéuticas, encima de desempeñar un papel muy importante en el manejo de las enfermedades crónicas”, escribe.

Pero el entendido señala algunas limitaciones. La primera es la calidad de los datos que alimenten el sistema. Sharavya Shetty investigadora de Google, ha observado esta deficiencia durante el progreso de una IA para soluciones dermatológicas: “Muchos conjuntos de datos se recopilan en entornos clínicos, lo que significa que podrían incluir cánceres de piel y afecciones más graves, pero carecen de representación de preocupaciones más comunes como, por ejemplo, una reacción alérgica”. Para solventar esta deficiencia, han recurrido a la Universidad de Stanford con el fin de construir un bandada de imágenes que incluyen vello, uñas, tonos de piel, existencia o sexo de la decano heterogeneidad poblacional posible.

Mayer incluso advierte de la deshumanización de la medicina si el peso de la tecnología es excesivo. Corrado incluso afirma favor considerado esta barrera en sus desarrollos: “La empatía es una parte fundamental de la medicina y, por lo tanto, diseñamos este maniquí [AMIE] para comunicarse con respeto, explicar las cosas con claridad y apoyar al individuo en su proceso de toma de decisiones”.

Un desafío más son las alucinaciones, las respuestas falsas con apariencia de certeza que pueden aportar los sistemas de IA por la deficiencia de los datos que le sirven de colchoneta o por errores en la vivientes de la posibilidad.

José Ruipérez es médico de atención primaria y acepta con buen talante las propuestas de robots conversacionales en su consulta, donde puede dedicarle entre seis y 10 minutos a medio centenar de pacientes diarios: “El androide puede ir recopilando información antaño de la consulta presencial e incorporar los datos de estudio, electrocardiogramas o información relevante del paciente. Eso nos permitiría optimizar el tiempo que les podemos destinar. Pero la exploración no la va a hacer y siquiera va a mirar a los fanales al paciente. Algunos enfermos más familiarizados con la tecnología podrán acudir a estas herramientas, pero los más mayores quieren y necesitan el trato personal”.

En este sentido, las tecnológicas insisten una y otra vez en que sus desarrollos no son sustitutivos sino complementarios. Corrado es tajante: “No estamos hablando de dar consejos, no estamos hablando de tomar una valentía o compartir un resultado o poco por el estilo. Estamos hablando de la parte de la conversación donde el médico recopila información y te pregunta sobre lo que te está pasando. Podemos explorar cómo lo hacemos en términos de ser serviciales, empáticos y avíos para las personas”.

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Creditos a Raúl Citrón

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