Su objetivo es «ayudar a rendir los beneficios y hacer frente a los riesgos y retos que plantean estas tecnologías».
El código insta a las empresas a tomar las medidas adecuadas para identificar, evaluar y mitigar los riesgos a lo derrochador del ciclo de vida de la IA, así como a topar los incidentes y patrones de uso indebido una vez que los productos de IA se han comercializado.
Las empresas deben transmitir informes sobre las capacidades, las limitaciones y el uso y mal uso de los sistemas de IA, y incluso modificar en sólidos controles de seguridad.
La Unión Europea ha estado a la vanguardia de la regulación de la tecnología emergente con su convincente Ley de IA, mientras que Japón, Estados Unidos y los países del sudeste oriental han recogido un enfoque más permisivo que el piedra para impulsar el crecimiento crematístico.
Ribera Jourova, Comisaria Europea de Asuntos Digitales, afirmó en un foro sobre gobernanza de Internet celebrado en Kioto, Japón, a principios de mes que un Código de Conducta constituye una pulvínulo sólida para avalar la seguridad y que servirá de puente hasta que se establezca una norma.
Creditos a Reuters
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