En un mundo donde la crisis climática, la sobrepoblación y los conflictos sociopolíticos amenazan con prosperar a niveles inmanejables, el principal desafío para la humanidad es alterar sus sistemas para rediseñar la forma en que maneja la materia y la energía. Con esa hipótesis en mente, el colectivo de divulgación El Astuto y la Caja, y la Carrera en Diseño de la Universidad de San Andrés, lanzaron una producción web que imagina cómo lucirá el planeta en 2040, cuando el 60% de los insumos que usamos a diario incluyan algún proceso biotecnológico en su manufactura.
La biotecnología, indicación a protagonizar una disrupción tan holgado como la Revolución Industrial, es un conjunto de técnicas que utilizan células vivas, moléculas o cultivos de tejidos para obtener o modificar un producto, mejorar una planta o animal, o desarrollar un microorganismo para utilizarlo con un propósito específico. Apoyándose en la biología molecular y la genética, ofrece instrumentos para el avance de la agricultura, la pesca, la actividad forestal y las industrias alimentarias. En su interpretación moderna, apela a técnicas como la recombinación de ADN. La flamante soja HB4, por ejemplo, incorpora un gen de mirabel resistente a la sequía.
Expertos alientan la inversión en biotecnológica para ayudar el avance crematístico y social
Con vistas a este potencial, la plataforma 2040: Maniquí para producir imagina cuatro variantes posibles de ese año para Argentina y el mundo, según diferentes grados de concentración de los medios de producción y de accesibilidad a los productos biotecnológicos.
1. “Todos a costado”. El primer atmósfera contempla a muchas manos, tanto produciendo como recibiendo. En una sociedad que finalmente se hizo consciente de las causas y consecuencias integrales del cambio climático, “se vive un auge de alimentos sintéticos que ofrecen una sostenimiento perfecta, basada en plantas y con un 95% menos de impacto ambiental”. El Congreso avanza en la posibilidad de incluir a los tratamientos genéticos en el Plan Médico Obligatorio, lo que permitiría, por ejemplo, extender la aplicación de una vacuna que cure la ceguera inmaduro congénita.
2. “Los indomables”. Producen muchas manos, pero reciben pocas. Cuando el Vaticano rechaza las intervenciones genéticas, se genera un finalidad dominó completo. La industria de sustitutos sintéticos de la carne, que parecía imparable, despierta el rechazo masivo de los consumidores. El conflicto se proyecta a la Asamblea Universal de la ONU, que enfrenta el desafío del Tratado de Países Bioprotegidos, a los que no es posible entrar portando modificaciones genéticas. La reverso a los organismos y productos 100% “naturales” paraliza la crematística completo
3. “Dioses y monstruos”. Hay pocas manos produciendo y recibiendo. En los alrededores de los countries la manto vegetal biomodificada amortigua el calor y la humedad, los perímetros filtran toxinas y una revuelta lleva a la instalación de torretas con ametralladoras. Las personas más adineradas “han ganadería los atributos de los dioses: mascotas biomodificadas, zoológicos de diseño, erradicación de enfermedades como cáncer y diabetes.
Y, por supuesto, un clásico que hace quince primaveras no envejece: la posibilidad de degustar un bife de carne cultivada de tu celebridad favorita”. Mientras la crisis climática castiga con más sequías e inundaciones, sobre los pobres se derrama basura tecnológica y medicamentos tradicionales. Internet se consolida como un espacio “donde las personas más populares se arrogan la potestad de señalar cuál es el estilo de vida correcto”; el postrer mandato es tener solo un 3% de sebo corporal.
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4. “Los grandes peces”. Pocos productores y muchos receptores. La fusión entre las mega-empresas Arcor y Huawei da como resultado una gramínea de fijación de dióxido de carbono que disminuye en 5% las emisiones globales. La compañía pasa a significar un trillón de dólares, gracias igualmente a un pack proteico de carne sintética que se exporta a todo el mundo.
Amazon empieza a entregar un dispositivo que toma los parámetros biológicos y los procesa con inteligencia sintético para crear diagnósticos precisos y biointervenciones personalizadas. Con personas cada vez más longevas, el sistema previsional entra en crisis y el Estado desalienta activamente la reproducción. “En medio de los debates, una pareja de 65 primaveras anuncia que tendrán su primer hijo. En las noticiario, el caso se negociación casi como una traición a la pueblo”.
Creditos a Pablo Corso
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