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Cómo esquivar captcha, ‘cookies’, 404 y otras pesadillas de usar el ordenador | Tu Tecnología | El País


Quién no recuerda aquel distinguido vídeo: un oficinista se frustra en presencia de la patente inoperancia de su computadora y se lía a golpes con ella… Más de 30 millones de visitas dan fe de que encargar un ordenador en ocasiones puede poner de los alteración a cualquiera. Una ventana emergente en plena reserva de una mesa en un restaurante o una transferencia bancaria puede dar al traste todo el proceso. Un conflicto que arruina la experiencia de agraciado y puede conservarse a ser desesperante. ¿Por qué debo validar las odiadas cookies cada vez que entro en una página web nueva? ¿Por qué debo resolver complicados puzzles con los captcha para demostrar que soy un humano?

Diligenciar las interacciones con el mundo desde un ordenador puede resultar tremendamente frustrante, sobre todo en momentos de prisa o aprieto. Para evitar esas interrupciones que pueden trastocar todos los planes, recorremos los momentos más desesperantes frente a la pantalla con consejos para intentar esquivarlos, aunque no siempre es posible.

El acoso de las cookies

Se prostitución de una pesadilla demasiado global: aceptar a una página web y una notificación ocupa la pantalla instándonos a aceptar las ya odiadas cookies. Esta interrupción, aunque reglamentada y necesaria por leyes de privacidad como el RGPD, altera el flujo de nuestra actividad y puede conservarse a ser exasperante. Sin secuestro, obviamos una parte necesaria de las mismas: “Mantienen la seguridad y con la privacidad de usuarios en el plano positivo”, defiende Fernando Suárez, presidente del Consejo Militar de Colegios en Ingeniería Informática.

Suárez se refiere a la causa que provocó la aparición de esta molesta interrupción. ¿Qué son exactamente? Un diminuto archivo de datos que se guardamano en el navegador durante su entrevista a una página web. Este archivo facilita el seguimiento y la memorización de información sobre la actividad del agraciado. Aunque las cookies contribuyen a optimizar la experiencia de navegación al adaptar contenidos y conservar sus preferencias, suscitan serias inquietudes en lo relativo a la privacidad. Esto se debe a que recogen información personal y patrones de comportamiento en la red, a menudo sin un consentimiento claro y manifiesto por parte del agraciado.

“Los usuarios aceptan de forma prácticamente indiscriminada todas las condiciones de uso que se les impone”, alerta Suárez. Y es que ¿algún lee verdaderamente el condicionado de las cookies? Al final, se gestionan como una letrilla pequeña que se acepta para evitar la molestia del mensaje. “Creo que los usuarios buscamos mucho más la agilidad y ligereza que la seguridad”, concluye.

Existen extensiones de navegador especializadas en encargar el consentimiento de cookies de guisa cibernética y dosificar el engorro de tener que aceptar (o repeler) este pesado mensaje. Estas herramientas permiten al agraciado disfrutar de una navegación más fluida y sin interrupciones, aunque no siempre son efectivas. Las más populares son: No me importan las cookies y Consent-O-Matic.

El follón de los captcha

Si las cookies son todo un desafío para la paciencia del navegante, los captcha elevan más si junto a este tabla. La propia denominación proviene de las siglas en inglés de prueba pública de Turing completamente automatizada para diferenciar las computadoras de los humanos. Estas pruebas de comprobación, pueden ser engorrosas y confusas. Su función, no obstante, es necesaria: son la única barrera que permite apoyar a los bots a guión. ¿En qué consisten? Se prostitución de pruebas para cuya resolución es imprescindible, supuestamente, la intervención humana. Son los clásicos puzzles que se ven en pantalla que hay que resolver o mensajes del tipo “marca todas las casillas que contengan semáforos”. Cuando son pruebas de inspección de imágenes o de distorsiones de texto, no siempre son claras y fáciles de aventajar, lo que lleva al agraciado a perder tiempo en múltiples intentos.

“Son molestas, pero necesarias”, sentencia Suárez, “por lo tanto, como agraciado, estoy a servicio de este tipo de herramientas, pero sobre todo creo que deberíamos de incidir en la concienciación colectiva de su importancia, de su aprieto”. ¿Se pueden evitar? La mala comunicación es que, en el ámbito del agraciado, no queda otra que aventajar estas pruebas para conseguir una navegación segura y que internet no se vea invadida de bots.

En cualquier caso, la biometría va ganando paso como una alternativa interesante: tecnologías de inspección facial o huellas dactilares podrían reemplazar tanto las contraseñas como los captcha, agilizando el proceso de comprobación.

La invasión de los pop-ups

Las ventanas emergentes que solicitan nuestra dirección de correo electrónico o que nos piden habilitar notificaciones rompen nuestra concentración y añaden pasos adicionales para aceptar al contenido deseado. En ocasiones, su presencia es necesaria, pero en la mayoría de las ocasiones, se prostitución de alertas que, paradójicamente, buscan conocer la satisfacción del agraciado. ¿Pueden reducirse? La buena comunicación es que sí, y de una forma muy sencilla: navegadores como Chrome y Safari ofrecen funcionalidades de retiro de pop-ups.

En Chrome, esta opción se encuentra en Configuración > Privacidad y seguridad > Configuración de sitios > Ventanas emergentes y redireccionamientos, donde debes asegurarte de que esté configurado para sitiar los pop-ups. En Safari, se consigue en Preferencias > Sitios web > Ventanas emergentes y separar la opción Cercar.

El torbellino de las actualizaciones automáticas

Encajado cuando estamos en medio de una tarea importante, el sistema decide instalar actualizaciones, lo que puede provocar que el ordenador se ralentice o incluso se reinicie. ¿Cómo evitarlo? El agraciado puede programar las actualizaciones para que se realicen en horarios en los que el ordenador no se esté utilizando, es una forma de evitar interrupciones inoportunas. En cualquier caso, se puede configurar para que el sistema no se actualice solo sin permiso del agraciado.

Para evitar actualizaciones automáticas en Windows, el agraciado debe aceptar a Configuración, luego a Aggiornamento y Seguridad para pausar o modificar las actualizaciones. En macOS, el agraciado puede deshabilitar las actualizaciones automáticas desde Preferencias del sistema/Aggiornamento de software y desactivar la casilla Suministrar el Mac actualizado.

Los vídeos que no terminan de cargar

Nulo más irritante que un vídeo en YouTube que se pausa constantemente cuando la conexión es escueto y ver el temporalizador de carga dando vueltas. Casi peor todavía, que el sistema proponga como alternativa apearse la calidad de reproducción a unos insultantes 480p. Efectivamente, el sistema ofrece al agraciado el caudal de datos del que disfruta en ese momento, pero, pese a ello, se puede intentar trampear a la plataforma para que siga ofreciendo el contenido en HD (al menos, en 720p).

¿Cómo? La alternativa más sencilla consiste en acontecer por caja y abonarse al servicio premium de la plataforma, que permite precisamente descargar el contenido en el navegador y así evitar los problemas de conexión. Para quienes no quieran comprar, la alternativa de bajo coste consiste en pausar el vídeo y esperar que el buffering almacene el contenido y retornar a pulsar sobre “reproducir”. Si el problema es temporal y oportuno a un pico de dispositivos conectados a la red, lo recomendable es desconectar estos equipos para dar prioridad al que está reproduciendo vídeos.

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Creditos a José Mendiola Zuriarrain

Fuente

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