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Clonación, mordidas y descontrol: el flanco B de los “hijos de cuatro patas” de Javier Milei


Cuando vivía en el suburbio porteño de Abasto, Javier Milei debía entrar con mucho cuidado a su área del décimo adoquinado, que atravesaba una remodelación integral. El economista había mandado a demoler la tapia de la cocina, un dormitorio y un baño firme. El área de 100 metros cuadrados tenía ahora una habitación, cocina integrada y un living enorme. El objetivo estaba claro. Tras la crimen de su perro Conan en 2017, los nuevos huéspedes -cinco clones del mastín inglés- debían estar lo más a regusto posible.

¿Cómo gestionó aquellas copias exactas? “Primero tenés que ponerte en contacto con una empresa que se apasionamiento PerPETuate, que te da las indicaciones para las tomas de muestras”, contó durante una entrevista radial. Es “una muestra de tejido, por lo militar un trozo de piel muy pequeño, que luego vendimia un veterinario”, explica Ray Page, dueño de la compañía, en el podcast Sin control, basado en la investigación de Juan Luis González para el manual El psicótico. “Enviás las muestras, las congelan y las usan cuando vos des la orden”, completaba Milei.

La empresa en la que clonó al perro de Milei hace publicidad con el anarquista

Luego de avalar 50.000 dólares, el presente diputado recibió a los clones en mayo de 2018. En marzo de 2019 habían atrapado su punto mayor de crecimiento: más de 70 centímetros de mérito y casi 100 kilos de peso.

Entonces la convivencia en el Abasto se volvió un problema. “Cuando él subía [al ascensor], la muchedumbre se bajaba -contó una vecina-. El olor era insoportable. Tenía el pelo desaseado y siempre el mismo traje, que brillaba de mugre”. Adentro del área, las cosas no iban mejor. Milei había subdividido el living en cinco partes; cada clon se podía mover tan pronto como en el rango de su correa, atornillada al adoquinado con un gracia. Aunque había un corredor para transitar y alimentarlos, la veterano parte del living estaba tomada por los mastines, que hacían ahí mismo sus evacuación.

Venden el código de ADN de Conan, el perro de Milei, en un foro de piratas informáticos

La perplejidad del 31 de marzo de 2019 hubo un incidente. Una lectura dice que Milei quiso separar a dos perros que se habían trenzado en una pelea feroz. La otra, que tropezó y cayó sobre uno de ellos. Ambas coinciden en que uno de los mastines lo atacó y lo mordió. Su dueño terminó en el hospital, con varios puntos de sutura y un yeso en el padrino.

“Por el peligro de los animales y el chiquero que generaban, Milei no podía soportar a nadie a su área”, recuerda el podcast. Pero ni las condiciones habitacionales ni aquel incidente desafortunado hicieron raja en el hombre que tras tener lugar abriles sometido al maltrato de sus padres, hoy prefiere direccionar el cariño a sus “hijos de cuatro patas”, que no duda en explicar como “esa parte de la clan que a uno le da contención”.

 



Creditos a Pablo Corso

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