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Así son las primeras ‘start-ups’ en la era de la IA: “Hace unos primaveras solo dos personas no hubiéramos podido aparearse esto” | Tecnología

Cuando Sam Altman, cofundador de OpenAI, estuvo en Madrid en mayo del pasado año dijo una frase que parecía una exageración: “Con la inteligencia industrial habrá empresas de 1.000 millones de dólares llevadas por una sola persona”. Su profecía no se ha cumplido aún, pero ya hay mini start-ups que divisan ese futuro. Por ejemplo, en Murcia.

Javi López y Emilio Nicolás lanzaron el 28 de noviembre MagnificAI, una aplicación de inteligencia industrial (IA) que permite mejorar la resolución y retocar imágenes de un modo y a una velocidad difícil de concebir hasta ahora. En escasamente mes y medio tienen 400.000 usuarios registrados, de los que un pequeño porcentaje paga tres opciones de suscripción que van de 37 a 275 euros. Han acabado comentarios en X de Elon Musk y elogios del comediante digital Beeple, autor de una de las piezas digitales más caras de la historia.

Esta historia podría ser la de cualquier otra start-up, excepto que no lo es. “Hace unos primaveras solo dos personas no habríamos podido aparearse poco así”, dice López, de 42 primaveras, en conversación por videollamada desde Murcia, donde tienen su sede en un coworking particular. “Ahora hay una serie de ventajas que te da la inteligencia industrial, que marcan una diferencia abismal y que te hacen ir a la velocidad de la luz, y a la vez el mundo está tan interconectado, que cualquier cosa puede viralizar de la sombra a la mañana”.

López y Nicolás se plantearon tres mantras fundacionales que no eran fáciles de perseverar hace unos primaveras: “Cero equipo, cero inversión y no regalar el producto”, dice López. “¿Cuánto vamos a querer alcanzar eso en el tiempo? Lo de la inversión lo alargaremos todo lo que podamos, esto es bootstrapping [término de negocios referido a empezar con pocos recursos] nivel asesinato. ¿Equipo? Ayer o luego hará error. Pero los equipos grandes desgastan mucho. Son muchas personas con muchos tipos de problemas diferentes y te lo llevas a casa. Sin secuestro, estar delante un ordenador con GPT-4 es más tolerable”, explica.

Esa viralidad auténtico está vinculada igualmente al interés que ha despertado la IA generativa. Su éxito por ahora no solo está en usar herramientas que no existían hace poco, sino igualmente en ofrecer servicios nuevos a mucha concurrencia ávida de explorar esta tecnología. López explica: “Los clientes son de cualquier parte del mundo, solo un 5% son españoles, y eso se está notando mucho en los ingresos”. El patrón añade que, adicionalmente, les ha favorecido “estar con todo el derrota de culo que supone la IA y, internamente de la IA, la IA generativa, que no solo tiene derrota de culo, es un huracán que te impulsa. Despliegas las velas y sales volando”.

López explica lo que sintió cuando Elon Musk le respondió en X: “He intentado un montón de veces rozarle en comentarios, para ver si captaba su atención y no lo había conseguido nunca, y en esto no le escribí carencia a él, pero por algún motivo le apareció en su timeline y hizo ese meme tan conocido de internet, que yo creo que viene de la época de Blade Runner. Eso igualmente nos impulsó un poquito más”. Beeple igualmente le escribió por privado que usaba la utensilio a diario: “Creo que ahora lo utiliza en todos sus trabajos, porque yo ya he acostumbrado el ojo a identificar si poco lo han hecho con Magnific, ya veo ciertos patrones”. De la relación con Hollywood no puede dar muchos detalles, pero le enseñaron el uso en una película rodada por “un actor hiperfamoso y un director hipermega popular”, dice.

López ya fundó en 2008 Erasmusu, una comunidad online de estudiantes internacionales, que vendió unos primaveras luego y de donde acabó saliendo en 2021. Empezó entonces una temporada sabática, con sus viajes y otros entretenimientos. Hasta que salió en 2022 Dall-E 2, la segunda lectura de la utensilio de OpenAI que crea imágenes a partir de texto. Vio que aquello prometía y le dedicó horas libres que tenía. Publicaba sus experimentos y juegos con IA en sus cuentas de Twitter en gachupin e inglés, donde cultivó una comunidad relacionada con la IA generativa. “Me lo estaba pasando muy perfectamente, incluso hubiera estado pagando por hacer lo que hacía, que era disfrutar, observar y apostar”, dice. Gracias a esa especie de relax motivado le surgió la idea de MagnificAI: “Si no hubiera tenido el tiempo para apostar, no hubiera regalado con la esencia”.

En verano de 2023 habló con Nicolás sobre su idea. Pero no se pusieron en serio a trabajar hasta octubre de 2023. En poco más de un mes, tenían un producto. No iban con muchas ínfulas: “En nuestra habitante esto iba a ser un autoempleo temporal, un artefacto, un tesina personal, pero ha explotado, no nos lo esperábamos. Creo que es verdaderamente sencillo para muchos, con las tecnologías actuales, ensamblarlas. Son como piezas de Secularizado y de pronto dices ‘qué castillo tan chulo me ha saledizo’”, dice.

La sensación de estar en una era nueva es quizá precipitada, pero López tiene pocas dudas: “La impresión del postrero par de primaveras es la de que esto parece de nuevo el año 2000, pero en vez de tener 18 primaveras, en mi caso, y no ocurrir sido partícipe de aquello, ahora tengo 42 y me ha tocado vivirlo, por fortuna, con muchísimo tiempo libertado”, explica.

MagnificAI usa el maniquí en despejado de Stable Diffusion. A partir de pruebas y retoques, López fue viendo que si acoplaba cosas, cambiaba parámetros o modificaba el código fuente, salía poco que podía convertirse en el semilla de un producto nuevo. “De esos detalles no podemos comentar mucho, ahí está el secreto”, añade.

Javier López y Emilio Nicolás.
Javier López y Emilio Nicolás.ALFONSO DURAN

Sus usuarios principales son concurrencia que trabaja ya con imágenes, desde la producción de películas a ilustraciones o diseño, y lo necesita para mejorar la resolución de sus borradores finales. López explica: “La mayoría lo usa para la última milla. Imagina algún que viene de la inmueble de interiorismo, tiene un render y no tiene ganas de tirarse horas con la iluminación o las texturas. Entonces le pasa MagnificAI y se lo deja niqueladísimo”. La idea es lo conveniente innovadora como para requerir un nombre nuevo: “Es un nuevo derecho de negocio que es el upscaling [mejora de resolución] reimaginativo”, dice. La IA ayuda a “reimaginar” la imagen llamativo y mejorarla con peticiones de texto específicas.

Entre quienes les contactan, muchos tienen ideas sobre cómo podrían seguir creciendo. Pero no es hacedero. De momento les queda trabajo para poder aplicar MagnificAI a vídeo o a videojuegos: “Algunos nos dicen que si tuviéramos esto para vídeo valdríamos mil millones. Pero el video es mucho más arduo. O que si lo tuviéramos para videojuegos en tiempo existente como la última capa, valdríamos 2.000 millones. Yo les digo que ya, y que si tuviera un coche volante tendría antigravedad”, bromea.

Igual que la IA ha sido un gran propulsor para el producto de López y Nicolás, igualmente lo es para sus hipotéticos competidores: “Tenemos competencia, aunque que lo hagan a nuestro nivel, creo que todavía, no. Por otro costado, sabemos que nuestro foso defensivo no es muy ufano, no nos flipamos. No somos científicos, no somos matemáticos. Entendemos que, antiguamente o luego, solo la ampliación de imágenes tiene los días contados”, añade López.

No descartan la idea de una liquidación y seguir trabajando internamente, como hicieron con Erasmusu: “Si se importación en unos términos económicamente medio perfectamente y es con una empresa que nos valore y que quiera que sigamos trabajando en lo que estamos haciendo, incluso en el mismo MagnificAI, pues claro. No tenemos una mentalidad estadounidense de esperar a que esto valga 3.000 millones en rondas de valoración y un equipo de 400 personas”, dice.

López cree, en el fondo, que no serán ni mucho menos los únicos que han antitético este nuevo camino en la era de la IA: “Creo que en los próximos 10 primaveras veremos start-ups unipersonales o de menos de cinco personas, que vienen a ser casi lo mismo, facturando 1.000 millones; no que sean unicornios con una valoración de mil millones, sino que, verdaderamente, facturarán esa cantidad”.

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Creditos a jordi perez

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