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Vision Pro: dudas y logros de las carísimas anteojos de Apple | Tecnología

Apple presentó este lunes uno de los secretos más esperados de la tecnología flamante: sus anteojos de sinceridad aumentada, las Vision Pro. Llegarán en 2024 solo a EE UU y a “otros países” a lo derrochador del año sucesivo. El precio fue una certeza elocuente: 3.500 dólares (3.270 euros de hoy). Es caro, pero Apple presumió de favor creado un objeto de hardware impecable con más de “5.000 nuevas patentes” que ha tardado “abriles en hacerse”. Un puñado de ingenieros y diseñadores fueron este lunes libres para presumir de ese objeto oculto en el que habían trabajado tanto.

A partir de ahí, ya hay más dudas que certezas. De momento casi nada las han probado durante 30 minutos un puñado de periodistas e influencers tecnológicos que asistieron al acto. Y sin poder grabarlo. Estas son algunas de las dudas o preguntas que genera el nuevo maquinaria, destinado a ser, según Apple, la nueva plataforma de la “computación espacial”, posteriormente de la personal (el Mac) y la móvil (iPhone).

1. Las fotos que no salieron. Tim Cook, presidente ejecutante de Apple, inició la presentación de las Vision Pro, que duró 40 minutos. Luego se hizo fotos al costado de las anteojos, pero no, y esto es importante, con las anteojos puestas. Ni él ni ningún de los ejecutivos de Apple que hablaron se las pusieron. ¿Por qué? Quizá para evitar memes. Siquiera salió ninguna foto de determinado con las anteojos por la calle. Todos estaban en espacios cerrados y con casi nada movimiento. Solo un padre chuta un balón flojito a una pupila pequeña u otro se arrodilla para hacer una foto.

Una tercera foto que siquiera se pudo ver fue la de determinado haciendo algún tipo de adiestramiento físico, que es una de las grandes ventas de las anteojos de Meta. Apple tiene éxito de divulgar un producto y esperar a ver alrededor de dónde lo llevan los usuarios y desarrolladores.

2. Las palabras que no se dijeron. Ya se sospechaba que no iban a opinar “metaverso” en toda la presentación. ¿Pero qué otra expresión casi nada se empleó? “Verdad potencial”. Estas anteojos están diseñadas para convivir con el mundo, no tanto para salir de él. Aunque todavía tendrá esa opción para ver películas en 3D o brincar a videojuegos. Meta puede respirar poco más tranquila posteriormente de comprobar que las Vision Pro aspiran a otro tipo de uso, aunque parezcan claramente mejores. Las anteojos Quest Pro de Meta se lanzaron a la cesión por 1.800 euros, si perfectamente más tarde bajaron hasta los 1.200 euros.

3. El gran éxito. En los artículos o vídeos de la multitud que las ha probado destacan dos cosas por encima de todo: el rastreo del ojo y la mano, y la definición en las imágenes. Las anteojos no vienen con mandos incorporados, sino que detectan dónde miras y haces clic con los dedos. Ese clic es acompañarse índice y pulgar: ¿se convertirá en meme ese ademán? Para escribir, se puede hacer clic en teclados virtuales o directamente departir.

Un problema común de las anteojos de sinceridad aumentada era la pérdida calidad con la que se veían tanto el mundo exógeno como las imágenes. Apple parece haberlo resuelto. Por ejemplo, no era posible analizar texto en un navegador por la descuido de resolución, pero las Vision Pro presumen de que lo hacen posible.

4. El gran tiritona. La superficie de las anteojos es opaca. Para ver el entorno desde interiormente, unas cámaras miran alrededor de fuera y reproducen el contenido en la pantalla. Según quienes lo han probado, se ve muy perfectamente, aunque no deja de ser vídeo: no es la sinceridad.

El nuevo problema surge desde la perspectiva contraria: la multitud que ve desde fuera a quien lleva las anteojos. El maquinaria “emite” los luceros en la superficie de las anteojos e imita su movimiento. Provoca un objetivo luceros saltones, como los Minions, que promete grandes bromas. Si el afortunado de las anteojos está mirando una peli, desde fuera no se le ven los luceros, pero en el momento que hay interacción con el exógeno, saltan sus ojazos.

5. Latencia, incomodidad y mareo. Un gran problema de las anteojos de sinceridad potencial hasta ahora era la incomodidad y el mareo. Apple ha resuelto, parece, uno: el mareo. La sensación de inquietud la provocaba la latencia. La computación en las anteojos no va suficientemente rápido y la microdiferencia temporal entre lo que esperamos ver y vemos produce mareo. Esa latencia se ha escaso enormemente en las Vision Pro, según quienes la han probado.

Pero sigue siendo un trasto pesado, que puede sobrellevar una diadema para que sea más asumible. Las anteojos son de metal y cristal, no de plástico, que es más burdo, pero pesa menos. ¿Quién querrá trabajar durante varias horas con una especie de casco de moto en la cabecera? Como es razonable, ya hay memes:

6. ¿Convencerá al notorio? La gran duda solo la resolverá el tiempo: cuánta multitud creerá que estas anteojos son indispensables en su vida. Solo por el precio, esa monograma será inevitablemente pequeña en los primeros abriles. ¿Pero se irá expandiendo la sensación de que “debes tener una anteojos de esas” con los abriles, como ocurrió con el iPod, el iPhone o el iPad?

El precio bajará irremediablemente y quizá todavía el tamaño y el peso. Además mejorará la vida de la acumulador, que ahora es de 2 horas y encima debes llevarla en el saquillo conectada con un cable. Pero está por ver si socialmente evolucionaremos para corresponder tener pantallas enormes donde trabajar, estar en casa grabando el cumpleaños de nuestros hijos en 3D e incluso si querremos darnos paseos con ellas. Potencialmente, la idea es que sea un ordenador que podamos sobrellevar de alucinación, por ejemplo, sin escasear nulo más. Esa es una de las mejores opciones de futuro: ¿cómo se acabarán usando esas anteojos, si es que usan mucho?

7. Una experiencia tristemente individual. Quizá la sociedad cambie, pero las Google Glass ya eran más pequeñas y fueron exterminadas porque a nadie le gustaba estar cerca de determinado que pudiera grabarte. Estas anteojos todavía hacen exactamente eso. En la presentación, aparece un padre grabando a sus hijas con las anteojos puestas. El móvil hace poco así, pero separa, no aísla.

Lógicamente, son anteojos para experiencias individuales: es triste ver en la presentación a un padre recordando momentos con sus hijos, para “revivirlo”, como si ya no pudiera hacerlo en la vida actual. Las películas son todavía muy bonitas, pero no puedes compartir con nadie que las estás viendo. ¿Habrá que tener tres anteojos en casa y dar al play todos a la vez?

Para contrarrestarlo, Apple enseñó el Facetime, una aplicación de videollamada, como una de las grandes aplicaciones de sus anteojos. Resolvió todavía la gran pregunta sobre cómo te ven los otros si llevas las anteojos: ven una reproducción digital de ti que se mueve según las expresiones faciales que las cámaras detectan. No es un cambio feo como el del metaverso, pero siquiera es tu propia cara. ¿Y eso progreso mucho la experiencia de Facetime frente al móvil o el ordenador, encima de no tener nulo en las manos y poder moverte?

8. ¿Y la privacidad? Apple presumió de su protección de la privacidad, como siempre. Ha sido uno de sus fuertes con el iPhone y a la compañía le sirve para distanciarse de Meta, que vive de la publicidad. Nulo de lo que grabes saldrá del dispositivo, aseguraron. Pero para usarlo, la identificación personal será el iris de cada afortunado, que parecía la última frontera de la individualidad. Hay una empresa señal Worldcoin, cofundada por Sam Altman, que pretende compilar los iris de toda la humanidad para poder identificarnos a todos. Es presuntamente una mala idea, ¿pero si Apple lo hace directamente con sus anteojos? Ya no parecerá un problema tan importante.

Sea como fuere, esto es la interpretación original de un producto revolucionario fabricado por una empresa que se ha vacada, por lo menos, el beneficio de la duda. ¿Escribiremos artículos así con anteojos e inteligencia industrial generativa en 2030? Al menos, las cosas ya no serán como en los 80 y 90, cuando una célebre petición de los padres era: “Pupila no te acerques tanto a la tele”. Igual acabamos llevando una encima de los luceros.

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Creditos a jordi perez

Fuente

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