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Una orquestina española crea e interpreta por primera vez una obra hecha con IA: “Fue un pastiche” | Tecnología

“Dile que haga una obra con el estilo de Shostakovich, con fuerza, vivace, con instrumentos de metal y percusión, con muchos contrastes dinámicos”, dice Rocío Audaz, subdelegada artística de la Orquestina y Coro de RTVE. La petición es para una inteligencia sintético que crea música a partir de texto. Tras unos minutos la máquina devuelve una harmonía. Empieza a sonar poco muy metálico, luego pasa a un silencio repentino y cambia el tono: “Suena a orquestina de pueblo”, dice César Peña, miembro del Laboratorio de Innovación de RTVE. “Ahora se pone rockera, ha entendido condición metal, lo puedes apagar ya”, añade. Hemos audición casi nada un par de minutos: “¿Tiene la esencia de este hombre [Shostakovich]?”, pregunta Isabella Rocafull, además miembro del Lab a Audaz, la subdelegada artística. “No”, alega sin dudar.

Esta petición era solo una prueba más de la segunda sesión para crear con IA una obra de unos minutos para orquestina sinfónica. De momento, el resultado era malo. Audaz prueba entonces otro camino: “Dile a ver cómo escribiría Bach una cámara para orquestina sinfónica en re maduro para unos dibujos animados de obra”, pide. El resultado es además estridente: “No me gusta, no tiene una estructura clara, que en Bach es fundamental. Ha habido un momento a posteriori de la intro que era una ida de olla. Parecía que empezaba admisiblemente, pero luego se ha enredado otra vez”, dice Audaz.

Vídeo: RTVE Lab

El objetivo del Lab y la Orquestina de RTVE era interpretar por primera vez una cámara sinfónica creada por una inteligencia sintético. EL PAÍS acompañó varias etapas del proceso y habló con varios protagonistas. Las dos piezas finales se interpretaron al principio de un concierto ya programado en el Teatro Monumental el 17 de noviembre. “Por primera vez en la historia de este teatro vamos a comenzar con un pequeño experimentación, y al final desvelaremos el enigma”, dijo al divulgado el arreglista Borja Arias, que además dirigía la formación para esas dos piezas. La primera estaba transcrita tal cual había sido creada por la IA, la segunda estaba arreglada para que tuviera maduro sentido. Al zanjar reveló el truco: “Las dos obras que acaban de escuchar han sido compuestas por una inteligencia sintético”, dijo. El divulgado pronunció entonces un “Oooohh” amplio. Estaban sorprendidos por la novedad, pero no admirados por la obra de arte.

Música con emojis

El Lab RTVE ha documentado el proceso llamado “Lab Orquestina” y lo cuentan tanto en televisión, radiodifusión y web como en piezas nativas para su canal de TikTok y otras redes desde este martes. Buscaron varias herramientas para crear música con IA. Solo una admitía peticiones elaboradas de texto, que daba resultados irregulares. Hay otras ya disponibles que solo permiten describir la petición con etiquetas o emojis, y que devuelven poco menos primoroso.

La IA se ha convertido en una aparejo creativa para textos e imágenes desde 2022, a remolque de ChatGPT y otras herramientas gráficas como Dall-E o Midjourney. Los músicos han pasado este proceso de cerca, pero en su sector no han vivido una golpe tan sobresaliente: “Lo que le vamos a pedir a la máquina es que construya, en la medida en que pueda y sepa, una composición musical”, explicaba Manuel Posadero, director administrador de la Orquestina al principio del proceso. “Intuimos que el resultado será, en el peor de los casos, muy bueno”, añadía.

Pero la complejidad de la música clásica supone un lucha aún complicado para la máquina: una cosa es rellenar de fondo un vídeo de YouTube, otra crear una obra que sea interpretada por docenas de músicos. El proceso demostró que, por ahora, la IA no tiene aún las capacidades de Mozart o Bach, ni siquiera la de un estudiante esforzado de composición: “Hace cosas muy inmaduras”, dice Arias. Igualmente probaron con una aparejo de inteligencia sintético para transcribir música y salió mal.

“Esto es más Indiana Jones”

Las peticiones (o prompts) de los encargados de la orquestina y los periodistas de RTVE Lab fueron inicialmente ideas elaboradas, como se hace por ejemplo con las ilustraciones. Las propuestas aspiraban a que la máquina combinara a compositores, géneros e instrumentos. Pero la IA producía sonidos desordenados, como un puzle ingobernable. El primer día de pruebas, el pasado septiembre en pleno tablado del Teatro Monumental, ya marcó que no iba a ser sencillo: “Esto es más Indiana Jones”, “aquí hay influencias reggaetoneras”, “esto no es una fuga” o “no entiende ese idioma”, fueron algunos de los comentarios de aquella sesión.

Tras cerca de 30 pruebas, al final los encargados del plan se conformaron con una petición muy tipificado para obtener un resultado aceptable: “Una cámara musical para ser orquestada para una orquestina sinfónica por un compositor humano”. La música era insustancial y dejó a los compositores tranquilos: la IA no les quitará el trabajo, de momento.

La actividad humana sigue siendo indispensable. El arreglista Borja Arias recibió unos 20 minutos de música creada por IA recogidos en diez cortes. Uno lo transcribió y otro lo arregló: “He intentado coger lo que me quiere aseverar [la máquina], he cogido pocos utensilios, porque había muchos”, dice. Así compara Arias con otras artes lo que recibió de la máquina: “La coherencia musical es abstracta y es difícil de asistir a ella. Cuando compones, tienes que mantenerte en un estilo. Esta cámara tenía muchos inputs y no se sabía de dónde vienen. Era como si empezara a contarte una historia de un protagonista que es un bombero y luego de repente te sigue contando la historia de un carpintero y luego de una mujer florista y luego de una jueza”, explica.

El plan de RTVE preveía que los músicos de la orquestina siquiera supieran quién era el autor hasta el final. Ensayaron e interpretaron la obra como si fuera anónima. Los periodistas del Lab entrevistaron a miembros de la orquestina antiguamente de que supieran la verdad. Olían poco raro, sin entender qué: “La primera obra [creada por IA y solo transcrita] no me ha gustado nadie, pero bueno, además es verdad que la hemos conocedor una vez”, decía el trompetista Borja Antón a posteriori del primer tratado. “Quizá con un poco más de recital y de trabajo se puede hacer que coja un poco más de forma, pero es una obra un tanto básica”. Cuando le contaron quién había compuesto la cámara se sorprendió poco: “Me cuadran bastantes cosas. La primera obra era muy mala. El concepto no había por dónde cogerlo. En la segunda [arreglada por Arias] la harmonía es más pegadiza, la estructura estaba mejor hecha”, añadía.

Utilidad para inspirarse

Para los oídos expertos de los artistas era obvio que había cosas que funcionaban mal: “Si no te suena de nadie, te podía parecer una mezcolanza con música de película que luego intenta ser más clásica y luego contemporáneo, pero sin ser progresista. Es un pastiche. No era desagradable de escuchar, es cierto. Imaginé que los músicos iban a pensar que era de un compositor insustancial”, dice Audaz, la subdelegada artística.

Por algún motivo, la IA tiene más dificultades en crear poco con sentido musical para una orquestina: “Hay cosas que la inteligencia sintético no sabe que son muy difíciles de tocar. Hay un do agudo que se queda ahí mucho tiempo. Eso es impracticable hacerlo. Físicamente no se puede. Y luego, no hay diferentes planos, es todo a mogollón: se oye la harmonía con la concordia todo conexo y no se reconoce nadie”, dice el trompetista Antón.

La dificultad de la música clásica no tiene por qué repetirse en otros estilos. “Para componer música sinfónica la verdad es que le queda mucho”, dice el arreglista Arias. “Me ha dejado suficiente tranquilo, encima ha demostrado el valencia que tiene este tipo de música por su complejidad armónica, contrapuntística y un mensaje suficiente profundo. Con otros estilos, la IA está un poco más cercana de conseguir un resultado espléndido. Me deja tranquilo que le falte un beneficio de mejoramiento”.

Esa desatiendo de complejidad no impide que pueda ser además una aparejo útil para inspirar a compositores en su actividad o para imaginar obras menos sofisticadas, según Audaz: “Podrían tenerlo en cuenta los compositores como una pequeña ayuda y no enfrentarse a la página en blanco. Para dar un ambiente de la composición para película, la IA sí puede servir, para un momento musical de relleno, de ámbito. No para una orquestina, que es poco más profundo y más rico”.

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Creditos a jordi perez

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