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TikTok: retrato del coloso que domina el mundo y envenena las relaciones entre China y Poniente | Tecnología

Hay un nuevo foco de tensiones entre China y Poniente, y es la aplicación de vídeos cortos favorita de los más jóvenes, TikTok. Esta red social cuenta con más de mil millones de usuarios activos en todo el mundo y ha conseguido posicionarse, en cuestión de un quinquenio, como la sexta más usada del planeta, un éxito extraordinario que resulta aún más trascendental por el hecho de ser producto del longevo rival geopolítico de Estados Unidos. El meteórico encumbramiento de la plataforma propiedad del liga tecnológico chino ByteDance ha ido de la mano de un aumento de la desconfianza a uno y otro lados del Océano Atlántico frente a el temor de que Pekín pueda utilizarla, como si de un heroína de Troya se tratase, para penetrar a los datos de los usuarios y promover sus propios intereses. En medio del creciente pesquisa, Washington, Bruselas y Ottawa han vetado su uso en los móviles corporativos de sus funcionarios, una audacia que ha violento al coloso oriental, que considera la medida una estratagema “políticamente motivada” para intensificar la “represión contra las empresas chinas” con el fin de “contener” el avance de la segunda caudal mundial.

“¿Cuán insegura debe sentirse la primera superpotencia del mundo como para temer así a la aplicación favorita de los adolescentes?”, comentaba el martes la portavoz del Ocupación de Relaciones Exteriores chino Mao Ning, durante la rueda de prensa diaria. Un día ayer, la Casa Blanca había concedido un período de 30 días a las agencias gubernamentales estadounidenses para eliminar la aplicación de TikTok de todos los dispositivos propiedad del Gobierno federal.

El turno para las críticas a la Unión Europea llegaba una caminata más tarde, posteriormente de que el Parlamento Europeo se sumara a los pasos dados por la Comisión y el Consejo de la UE de prohibir la aplicación de los terminales electrónicos de sus trabajadores, alegando que conlleva un peligro para la privacidad y la seguridad. “La UE dice ser el mercado más extenso del mundo […], pero esta ejercicio socava la confianza mundial. La UE debería hacer honor a su palabra y promover un entorno empresarial extenso, preciso, trasparente y no discriminatorio para las empresas extranjeras”, apuntillaba Mao.

Una vieja amenaza

Las preocupaciones sobre si TikTok presenta amenazas a la ciberseguridad no son nuevas. Donald Trump casi forzó su asesinato de Estados Unidos en el verano de 2020 y, desde que Joe Biden asumió la presidencia de EE UU, la Comisión de Inversión Extranjera (CFIUS, por sus siglas en inglés) está llevando a lado una revisión de su tecnología. En todo este tiempo, TikTok no ha hecho más que crecer en influencia y popularidad: incluso estando prohibida en India, fue la red social más descargada a nivel mundial en el primer trimestre de 2022 y, según un estudio de Google de julio del año pasado, es el motor de búsqueda por excelencia para el 40% de los jóvenes nacidos entre finales de la división de 1990 y mediados de los 2000 (conocidos popularmente como Procreación Z). En España hay más de 15,5 millones de cuentas registradas y fue la aplicación que experimentó un longevo crecimiento de descargas el año pasado.

Parte del atractivo de TikTok es su capacidad para predecir a la perfección qué vídeos quiere ver una persona gracias a su sofisticado operación. La aplicación ofrece a los usuarios el contenido más adecuado a sus intereses gracias a la compendio de datos sobre sus gustos y patrones de visualización. Investigaciones independientes han descubierto que, para ello, la app tiene la capacidad de acumular cada hora listas de contactos, calendarios, discos duros y ubicaciones. A pesar de que esto no difiere de las prácticas de las grandes tecnológicas estadounidenses, como Google o Meta, las preocupaciones de algunos gobiernos se han centrado en que Pekín pueda escudarse en la ley de seguridad doméstico para exigir a ByteDance compartir esa información. La matriz de TikTok ha inepto en reiteradas ocasiones dichas acusaciones.

Un engendro social

Douyin, la lectura de TikTok arreglado internamente de las fronteras de China, es un auténtico engendro en tierra estado. El 80% de sus 600 millones de usuarios diarios tiene entre 19 y 40 primaveras y más o menos del 65% vive en ciudades secundarias. “No es exagerado afirmar que los chinos nos informamos a través de Douyin. Mi matriz me envía todos los días noticiero que ve en la app”, comenta un treintañero residente en Pekín cuya grupo vive en el sur. Pero a pesar de pertenecer a la misma casa, Douyin y TikTok son entidades completamente separadas: sus usuarios no pueden interaccionar y las dos plataformas están sujetas a políticas y procesos de registro diferentes, lo que provoca que una misma búsqueda en ambas aplicaciones arroje resultados distintos. Douyin no publica cifras, pero según estimaciones del digital chino The Paper, en 2022 estaba valorada en unos 46.000 millones de euros.

En el elevador, en el metropolitano, en una cafetería, en cualquier sitio suele favor alguno utilizando la aplicación, cuyas funcionalidades van mucho más allá de las de TikTok. La lectura china se ha convertido en una potente plataforma de comercio electrónico y servicios al consumidor, que cuenta incluso con su propio método de plazo. Carrie Feng, una streamer de Wuhan, de 26 primaveras, cuenta que durante la pandemia consiguió un trabajo vendiendo ropa en directo con el que dobló el salario que ganaba en un empleo previo en la universidad. Es un camino que tomaron otros muchos jóvenes durante la crisis sanitaria. Lo que ganaba dependía de sus ventas y de que los clientes no devolvieran los pedidos. Bastaban tres clics durante una de sus retransmisiones para comprar un producto a través de Douyin. En siete horas el pedido estaba en camino, y en cuestión de días, en el destino.

“El trabajo de streamer es muy duro. Tienes que estar hablando más de cinco horas diarias y es muy difícil tanto para la mente como para el cuerpo”, comparte Feng. “Empezaba a inculcar a las 06.30 de la mañana, lo que implicaba levantarme a las 04.00 para maquillarme. Terminaba de trabajar a las 15.30. Ese ritmo afectó a mi sanidad”. Reconoce, sin retención, que “sentía pasión” por su trabajo: “Me encanta compartir las cosas que me hacen apreciar proporcionadamente con otras personas”. Hoy, aún alimenta un canal propio en el que hace recomendaciones sobre deportes acuáticos.

Un liga de fans sigue la retransmisión en directo a través de Douyin del liga Modern Brothers, en la ciudad de Dandong, en 2018.QIBUZI (Visual China Group via Getty)

Tensión diplomática

China es muy crítica con los movimientos que, desde Poniente, intentan frenar el calibre de su aplicación hado. “Estados Unidos está armando un nuevo escándalo por las amenazas que enfrenta: a principios de mes, fueron los globos; ahora, es TikTok”, arremetía el martes un editorial del rotativo nacionalista chino General Times. Analistas cercanos a Pekín consideran que la verdadera preocupación de Washington es “la enorme cuota de mercado que TikTok ocupa con su tecnología única y los enormes beneficios que reporta”. Según eMarketer, el 45,3% de los usuarios estadounidenses de redes sociales utiliza la aplicación, en comparación con el 24,2% que lo hace a nivel mundial. “Estados Unidos pretende, por un flanco, cortar las exportaciones de suscripción tecnología a China para debilitar su competitividad manufacturera y tecnológica y, por otro, unirse con sus aliados para expulsar del mercado internacional la tecnología china”, opinaba el miércoles en General Times Ding Gang, editor principal del Diario del Pueblo, propiedad del Partido Comunista.

Pero, adicionalmente de la ciberseguridad, el poder de TikTok es tal que hay un segundo miedo añadido: ¿Qué tipo de contenido domina el mercado lozano internacional y hasta qué punto este logra moldear el pensamiento de las nuevas generaciones? Más de mil millones de personas acceden diariamente a las plataformas TikTok y Douyin. Aunque no se ha demostrado que la censura sea tan recurrente en TikTok como en Douyin, asociaciones pro-derechos humanos recriminan a ByteDance obedecer regularmente a las órdenes de Pekín: en TikTok escasamente se publicaron vídeos relacionados con las protestas de Hong Kong de 2019 y aquellos que denuncian la presunta represión sobre la minoría uigur en Xinjiang suelen terminar eliminados. Si proporcionadamente en la aplicación internacional se ha bloqueado el entrada de los medios estatales rusos Russia Today y Sputnik, en la china cuentan con decenas de miles de seguidores.

El papel que ha jugado la plataforma a la hora de formar puntos de audiencia entre sus usuarios de todo el mundo ha sido tan importante que muchos han llegado a denominarla “la supresión de TikTok”. A pesar de que ByteDance, la compañía propietaria de las marcas TikTok y Douyin, ha intentado posicionarse desde el principio como un agente “imparcial”, y que solo cuatro días posteriormente del inicio de la invasión había retirado de Douyin más de 3.500 vídeos y 12.100 comentarios “inapropiados” o que “propagaban la desinformación”, a día de hoy, el único mensaje que circula en China sobre la supresión de Ucrania es el oficial de las autoridades, en el que el principal culpable del conflicto es la OTAN.

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Creditos a Inma Bonet Bailén

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