La parálisis del sueño es una sensación de no poder moverse, ya sea al inicio del sueño o al despertar. Los sentidos y la conciencia de la persona están intactos, pero se siente como una presión encima o una sensación de ahogo. En algunos casos excepcionales, puede estar acompañado por alucinaciones y temor intenso.
Si proporcionadamente tiene ciertas cualidades sensoriales muy particulares, la parálisis del sueño no es poco que pueda poner en peligro tu vida, pero puede causar ansiedad y puede suceder pegado con otros trastornos del sueño, como la narcolepsia. Con frecuencia empieza durante la adolescencia y puede hacerse frecuente durante los 20 y 30 primaveras de momento.
La parálisis del sueño es muy probable que ocurra durante la adolescencia. Los episodios duran desde unos segundos hasta varios minutos. Estrés, desfase horario, privación del sueño y trastorno del pánico pueden desencadenarla. La incapacidad para moverse o susurrar es la característica fundamental, pero no es dañina físicamente y puede evitarse.
La parálisis del sueño es una parasomnia o un evento no deseado que está relacionado con el sueño. Los episodios van acompañados de experiencias hipnagógicas, que son alucinaciones que pueden variar en ser visuales, auditivas y sensoriales. Los especialistas lo clasificaron en tres categorías.
La sensación intrusa, donde existen sonidos de perillas de puertas abriéndose, pisadas lentas, la sombra de un hombre o sensación de presencia amenazadora en la habitación. La de íncubo, en la cual la persona siente presión en el pecho, dificultad para respirar y una sensación de estar siendo asfixiada. Finalmente, la modalidad vestibular, que consiste en una sensación de rodar, caer, flotar, explosionar, desplazarse sobre el cuerpo de uno mismo.
La experiencia de la parálisis del sueño se ha documentado durante siglos, incluso las personas de diferentes culturas tienen experiencias similares. Esta afección es más probable cuando una persona se encuentra bajo estrés. Durante el sueño, el cuerpo se relaja y los músculos voluntarios no se mueven. Esto evita que las personas se lastimen a sí mismas conveniente a actividades durante el sueño.
La parálisis del sueño implica una perturbación o fragmentación del ciclo de sueño del movimiento visor rápido (MOR) y el movimiento visor no rápido (NMOR). Un ciclo MOR-NMOR dura aproximadamente 90 minutos y la decano parte del tiempo que se pasa durmiendo es en NMOR. Durante NMOR, el cuerpo se relaja. Durante MOR, los fanales se mueven rápidamente, pero el cuerpo se relaja. En este momento ocurren los sueños.
En la parálisis del sueño, la transición del cuerpo a o desde el sueño MOR no está sincronizada con el cerebro. La conciencia de la persona está despierta, pero su cuerpo permanece en estado de sueño paralizado. Los factores que se han vinculado a la parálisis del sueño incluyen: narcolepsia, patrones irregulares del sueño, historial familiares de parálisis del sueño e, incluso, echarse boca en lo alto.
En algunos casos, recurriendo al doble adecuado, la parálisis del sueño puede ser un indicio de problemas médicos más severos como trastornos de depresión clínica, migrañas, apnea obstructiva del sueño, hipertensión y ansiedad El examen regular, en lo posible superando las dos horas antaño de echarse, puede ayudar. Si proporcionadamente no se necesita normalmente un dictamen médico, si los síntomas suceden regularmente, es recomendable consultar con un médico
El control del estrés, apoyar un horario regular para echarse y buenos hábitos de sueño pueden compendiar la posibilidad de la parálisis del sueño. Las estrategias para mejorar el alivio consisten en estabilizar un entorno cómodo para echarse, con una cama y ropa de cama cómoda y limpia, una habitación oscura y fresca. Proseguir un traje horario y compendiar la exposición a la luz en las noches, no trabajar ni estudiar en la habitación, no tomar una comida nocturna pesada, no echarse con las luces o la televisión encendidas y evitar echarse boca en lo alto.
por R.N.
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Creditos a R.N.
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