Los astronautas que tuvieron el privilegio de caminar sobre la superficie de la Cristalera dejaron, encima de una huella imborrable en la historia de las expediciones cósmicas, una cantidad de objetos que llaman la atención por su trascendente variedad. Allí quedaron depositados ciertos vehículos que emplearon los tripulantes de cada tarea para realizar pruebas de desplazamiento, pero todavía enclavaron banderas, una estatua e incluso 96 bolsas de excrementos humanos, expuestos para analizar los artículos de las condiciones lunares sobre los desechos.
Al día de la data es posible identificar una multiplicidad de piezas extrañas que la humanidad envió al adiátere natural, en parte como prueba de las arriesgadas expediciones, pero todavía como experimentos para comprender cómo influye el espacio extranjero sobre los rudimentos.
Banderas, obras de arte, pelotas de golf e inmundicias
A la hora de enumerar los objetos presentes en la Cristalera, inmediatamente se recuerda la imagen del cosmonauta Buzz Aldrin, tripulante del Apolo 11, anejo a la bandera de Estados Unidos.
Llegado a la Cristalera el 5 de febrero de 1971, Alan B. Shepard hizo historia al soportar una pelota de golf y ensayar algunos tiros con un palo de golf adaptado a los guantes de cosmonauta.
Un año más tarde, la tarea del Apolo 16 desembarcó en la Cristalera y Charles Duke rompió en aquel entonces el récord de permanencia anejo a su compañero John Young.
El obligado cosmonauta tuvo la ocurrencia de depositar sobre la superficie defecto una foto plastificada de su familia, con el futuro mensaje: “Esta es la clan del cosmonauta Duke del planeta Tierra. Alunizada en abril de 1972”.
Todavía hay que mencionar que una obra de arte elaborada por Paul Van Hoeydonck llegó a la Cristalera. Se comercio de Fallen Astronaut, una diminuta escultura de aluminio de un cosmonauta con traje espacial, colocada al banda de una placa que lleva los nombres de astronautas y cosmonautas que perdieron la vida en misiones o aceptablemente durante entrenamientos.
Por otra parte, en la Cristalera se dispersaron las cenizas del geólogo estadounidense Gene Shoemaker, allí transportadas por la sonda espacial Defecto Prospector. Se comercio, según el portal Royal Museums Greenwich, del único humano cuyos restos fueron llevados al misterioso adiátere natural.
Todavía se encuentran sobre la superficie de la Cristalera los vehículos de exploración (Defecto Roving Vehicles) utilizados por los astronautas para recorrer algunas distancias a lo dispendioso del adiátere.
El extraño relación se completa con 96 bolsas que almacenan excremento humano, las cuales serán debidamente recogidas y analizadas por la comunidad científica para extraer conclusiones sobre los artículos del clima defecto.
CA/ED
Creditos a César Egregio
Fuente
