La tragedia en Turquía y Siria amenaza con prolongarse durante meses e incluso abriles. Así lo anticipan los científicos que conocen las profundidades de la región donde ya murieron más de 9.500 personas tras el temblor de 7,8 (entre “decano” y “catastrófico” según la descripción de la escalera de Richter) y su réplica de 7,5.
Basándose en registros históricos y estadísticos, los geólogos aseguran que habrá nuevas réplicas a medida que las fallas terrestres vayan ajustándose al postrero temblor. “Es una pena confirmar que estas personas van a seguir sintiendo sacudidas durante mucho tiempo, a posteriori de sobrevenir atravesado una experiencia tan traumática”, reconoció frente a la revista Wired la geóloga especializada en sismología Wendy Bohon.
Los terremotos son el producto de la tectónica de placas, grandes masas de roca que se mueven de forma independiente en la corteza terreno, pero que entran en contacto a lo derrochador de las fallas. Cuando la fuerza de esas cargas y tensiones supera la fricción que mantiene a las rocas juntas, estas terminan rompiéndose para originar el temblor. La energía liberada en forma de olas, eso lo que sentimos como temblores.
Turquía recibe ayuda y acelera la búsqueda de sobrevivientes
La ola principal de este lunes golpeó a lo derrochador de unos 200 kilómetros de la Equivocación del Este de Anatolia, coincidente con el sur de Turquía. En este caso se trató de una defecto de desplazamiento de rumbo, en la que la ruptura se genera por la presión entre dos masas rocosas que se mueven horizontalmente en direcciones opuestas. Como sucedió cerca de la superficie, los temblores fueron especialmente intensos.
En los últimos 100 abriles, Turquía –donde confluyen varias placas tectónicas– lleva registrados más de 50 sismos fuertes, capaces de destruir un campo de acción de 150 kilómetros a la redonda. El más bajo ocurrió en 1939 en la provincia de Erzincan, con 32.000 de los 80.000 muertos totales del postrero siglo.
Cuanto decano es el temblor, mayores suelen ser las réplicas, que tienden a decrecer en frecuencia y severidad con el paso del tiempo. Pero como la Equivocación de Anatolia es un emplazamiento de réplicas frecuentes, sobre un sistema en donde la corteza está muy desgastada, ese intervalo podría ser prolongado. La situación es especialmente delicada al septentrión de Siria, donde ya había una gran crisis humanitaria. En este escena, la comunidad internacional tendrá la responsabilidad de engrosar las medidas de preparación para que el tránsito por esta tragedia sea lo más soportable posible.
FM
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Creditos a Pablo Corso
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