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La era del ‘todo de gorra’ llega a su fin: bienvenidos al internet de cuota | Tecnología


Cuando internet se popularizó, la principal motivación de muchos era descargar de forma gratuita productos que costaban parné. Las industrias discográfica y cinematográfica temblaron delante el auge de Napster o los archivos de Torrent. A medida que internet se fue consolidando, fueron surgiendo empresas que ofrecían de forma gratuita algunos servicios, como las redes sociales o los buscadores. Podían permitirse no cobrar porque contaban con cientos de millones de usuarios, de quienes extraían datos valiosísimos para favorecer la llamamiento publicidad dirigida. Les llovía la financiación de fondos de haber aventura deseosos de participar en la fiesta.

Ese maniquí parece estar llegando a su fin. Twitter lanzó la primera piedra para derribarlo. Su nuevo propietario, el magnate Elon Musk, aterrizó en la plataforma con una idea entre ceja y ceja: el pajarito cerúleo, que le había costado 44.000 millones de dólares, debía nacer a hacer parné. Twitter Blue, el servicio de cuota de la red social, tuvo un nómada puesta en marcha, pero sigue válido. El CEO de Meta, Mark Zuckerberg, ha pasado con buenos luceros la medida de su competidor y ha decidido hacer lo propio con sus dos grandes redes sociales, Facebook e Instagram. “Empezamos a desplegar Meta Verificado, un servicio de suscripción que te permite compulsar tu cuenta con un documento de identidad oficial, obtener un distintivo cerúleo, protección adicional contra la suplantación de identidad y camino directo al servicio de atención al cliente”, dijo el fin de semana en el blog corporativo. El precio: a partir de 11,99 dólares (11,3 euros) mensuales. El de Twitter cuesta ocho dólares (7,5 euros).

¿Se acabaron los productos gratuitos en internet? No necesariamente, pero cada vez serán menos y de peor calidad. “Lo que está pasando ahora es lo habitual, tenía que asistir tarde o temprano”, opina Rodrigo Miranda, director militar del Instituto Superior para el Expansión de Internet (ISDI). “Los modelos de negocio masivos basados en tecnología con marginales por favorecido muy pequeños se basan en tener, primero, barriguita, y segundo, en monetizarlo”, explica. Esa es la almohadilla de los modelos freemium (fruncimiento de free, de gorra, y premium, de calidad superior), en los que el 95% de los usuarios accede de forma gratuita y un 5% pagando, para a posteriori tratar de ampliar al mayor el segundo especie. O de las plataformas 100% gratuitas, como lo eran hasta ahora muchas redes sociales, que de repente empiezan a cobrar por sus servicios.

Si ese brinco no se ha producido antaño ha sido porque el haber fluía. “En los últimos abriles, había tanto parné en el mercado que muchos han vivido de grandes rondas de financiación. Al final se vivía de lo que te daban para hacer locuras. Los negocios digitales crecían tanto que no había que pensar en otras fórmulas”, sostiene José Carlos Cortizo, responsable de marketing de la consultora de organización digital Product Hackers.

La otra esencia que explica que redes sociales como Twitter o Instagram se hayan decidido a cobrar por sus servicios es que la concurrencia está dispuesta a retribuir. “Los usuarios ya se han acostumbrado a que esas plataformas resuelvan problemas de su día a día, con lo cual la barrera para gastarse parné en esos servicios es relativamente quebranto”, añade Miranda.

“Internet ha madurado lo suficiente como para que sea viable, y cada vez más popular, monetizar proyectos de todo tipo”, dice por su parte Cortizo. Las redes sociales no son las únicas que se han subido al carro. ChatGPT, la utensilio conversacional de OpenAI que ha colocado todos los focos en la inteligencia fabricado generativa gracias a su traducción beta gratuita, asimismo ha anunciado el dispersión de una suscripción para aceptar a mejoras. ¿Acabaremos viendo buscadores de cuota? No es descartable, y menos si prospera la carrera por integrarles chatbots inteligentes, como están haciendo Microsoft y Google.

Ajustes en las tecnológicas

Las grandes tecnológicas han comenzado 2023 igual que acabaron 2022: despidiendo. Los ajustes de personal se cuentan por decenas de miles a posteriori de que los cinco gigantes (Alphabet, Amazon, Apple, Meta y Microsoft) duplicaran su plantilla en los tres últimos abriles. El aumento del consumo de productos digitales, propiciado en gran medida por la pandemia, causó un exceso de optimismo en Silicon Valley. Sus beneficios se han contraído, y la respuesta ha sido tocar el empleo.

Curiosamente, fue asimismo Elon Musk quien abrió la privación de los despidos, fulminando a más de la porción de los trabajadores de Twitter al poco de hacerse con los mandos de la empresa. Un patrón enriquecido y encumbrado por inventar coches eléctricos o cohetes espaciales fue quien inició los ajustes de empleo entre las tecnológicas y lanzó más tarde un maniquí de suscripciones en una red social sin escasamente ingresos. De momento, Meta le ha secundado, destino viendo ahí una forma de compensar la por ahora infructuosa inversión en el metaverso y la caída de su negocio publicitario.

Fertilizar por usar una red social no es una novedad. LinkedIn lleva tiempo ofreciendo esa opción, y le va correctamente. “OnlyFans, asimismo. Si quieres contenido cualificado y segmentando, y deshacerte de trols o de concurrencia que no te apetece ver, los modelos de suscripción son el camino”, dice Miranda. Exigir parné por un servicio que se ha ofrecido de forma gratuita durante abriles sí es, al menos, osado. Como asimismo lo es ofrecer menos seguridad a quien no pague, como sucede con Twitter. “Hay que intentar incentivar las suscripciones porque lo que obtengas a cambio sea mejor, no porque se empeore lo que ya tenías”, opina el director del ISDI.

Si otras redes sociales deciden seguir a las que están cobrando a sus usuarios, si otros servicios hasta ahora gratuitos dejan de serlo, se abrirá un proscenio inédito. Todo internet competirá por la cuota de faltriquera, por formar parte de los gastos mensuales de usuarios que ya pagan por descifrar el boletín, escuchar música o ver series. ¿Lo harán asimismo por mostrar fotos de sus receso?

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Creditos a Manu González Pascual

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