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Hábitos vigor: Los jóvenes dedican a las pantallas más del doble del tiempo recomendado por la OMS | Vigor y bienestar


Los adolescentes y los niños españoles pasan cada vez más tiempo delante de una pantalla y menos haciendo adiestramiento. Así lo determina la Fundación Gasol, que este martes ha presentado datos relacionados con la actividad física y el uso de las pantallas extraídos de su estudio PASOS 2022. En esta investigación han podido determinar que los menores invierten más de tres horas entre semana en ocio sedentario. Una signo que se eleva casi a las cinco horas los fines de semana, y que supone más del doble de la recomendación de la OMS, que supone no pasar las dos horas diarias.

Los investigadores encargados del tesina han observado que se proxenetismo de una tendencia erguido. En 2019 se publicó el primer referencia PASOS y, tres primaveras posteriormente, los menores dedican 21 minutos más a los dispositivos electrónicos entre semana, y 12 minutos más los fines de semana. Esto lleva inevitablemente de la mano que se reduzca la actividad física. Ahora dedican casi siete minutos menos a ejercitarse y solo el 29% cumple el consejo de la OMS de practicar al menos 60 minutos diarios de adiestramiento.

Genís Según, coordinador técnico de Investigación y Programas de la Fundación Gasol, asegura que, aunque hacen equivocación más estudios para estudiar esta relación, queda claro que cada vez se dedica menos tiempo al ocio en movimiento y más al ocio sedentario. Una situación que considera “intranquilizante para todas las edades”. Paula Berruezo, asimismo coordinadora técnica de investigación y programas de la estructura, explica que las cifras que han presentado son un indicador de que el daño de los hábitos saludables se ha extendido a todos los grupos poblacionales.

El rama de las chicas es el que más ha aumentado en estos tres primaveras. En ese momento presentaban un uso de las pantallas mucho más bajo que los niños y ahora se han acercado preocupantemente a sus coetáneos. Ellas dedican 7,8 minutos menos al adiestramiento físico (más de un minuto por debajo de la media genérico) que en 2019, pero 21 minutos más entre semana y 13 los fines de semana a la televisión, los videojuegos y los dispositivos móviles.

Si se filtran los datos por etapa de la vida, el longevo pico se observa en la preadolescencia (entre los 10 y los 13 primaveras). Al principio de la educación secundaria, el ocio sedentario se incrementa notablemente, según los expertos. Un engendro que podría deberse a que a esta existencia los jóvenes suelen percibir su primer teléfono móvil, aunque hace equivocación más investigación para poder afirmarlo, dice Berruezo. Los estudiantes de 1º de la ESO (12 primaveras) dedican casi media hora más a las pantallas que hace tres primaveras y han escaso 16 minutos su actividad física diaria.

No se puede dejar fuera el impacto del nivel socioeconómico. La obesidad tiene casi el doble de prevalencia entre los jóvenes de renta más muerto. Mientras que entre los que tienen menos medios hay un 16% de obesidad, entre los más ricos la signo supone casi la porción, el 8,3%. Todavía influye la renta en el tiempo dedicado a la televisión y los dispositivos móviles. En los hogares de menos ingresos, el 70% de los menores excede entre semana el empleo de pantallas recomendado por la OMS, un número que asciende al 85% los fines de semana.

Para poder revertir esta situación, Berruezo aboga por promocionar el adiestramiento desde casa. Ir a la escuela, a la transacción o a las actividades extraescolares caminando o en velocípedo y dejar las pantallas fuera de los momentos en tribu. En la misma hilera, Genís Según añade que la actividad física desde el hogar es esencia, ya que facilita la adición al deporte cuando los niños crecen. Helmut Schröder, investigador sénior del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas, sostiene que hay que instruir aún más a la sociedad en los beneficios del deporte y los perjuicios del sedentarismo. “Esta información no ha llegado a todas las partes y tenemos que sensibilizar a toda la población”, concluye.

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Creditos a Inés Sánchez-Manjavacas Castaño

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