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El postrero truco para viralizar vídeos: fingir un podcast y proponer barbaridades | Tecnología


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“Son cosas específicas que grabamos, podrían ser parte del podcast, pero así escogemos las palabras”, dice Javier de San Pedro, asesor y autor de varios clips virales en redes en las últimas semanas. Todos tienen una apariencia de podcast, con un micro caro y mirando a cualquiera fuera de plano. Todavía las palabras importan: hay que proponer alguna disparate, exageración o chorrada polémica. En un vídeo, De San Pedro decía que le habían tocado siete millones de euros en la quiniela y que en puesto de quedárselos había llamado a su banquero para que enviara el cuartos a su maduro enemigo: “Si mi maduro hater tiene siete millones, yo haré todo lo posible por conseguir ocho”.

Estos clips se insertan internamente de una tendencia flamante: la combinación de una imagen seria con fragmentos breves destinados a irritar a usuarios de redes que con sus reacciones y comentarios convierten los vídeos en virales. Las reacciones con comentarios críticos o humorísticos son aún más eficaces. Los clips de De San Pedro llevan varios millones de visualizaciones entre TikTok, Twitter e Instagram.

Al menos, De San Pedro tiene un podcast verdadero que adapta, pero no siempre es así. Un asociación de jóvenes llamados “Somos paletos” han tenido incluso más éxito con el formato. Son cinco presuntos jóvenes pijos en una especie de fiesta informal, con los habituales subtítulos. En uno de sus cortes hablan de por qué los ricos son más guapos y en otro de cómo un pegado es un puesto insustancial para proceder: “Otro tipo de parentela acomplejada, los que viven en adosados”, empiezan, y risas. El montaje rápido y los clips de tan pronto como 20 segundos dan mejor resultado aún.

La imagen de podcast da más fuerza al corte: no son unos chavales hablando en una terraza, sino que tienen un podcast que presumiblemente audición parentela. Varios medios titularon sus noticiario con la idea de que surgía de un podcast, que tiene más peso que referirse solo a “vídeo virulento” en la información.

El problema es que no es verdad. En Spotify no hay ningún podcast titulado “Somos paletos” y en YouTube su canal ahora está hueco. En su bio (la información que dan sobre su canal) incluso incluyen la frase: “No somos un podcast”. EL PAÍS ha escrito a varias cuentas de email que muestran en sus cuentas para preguntar el motivo de su artimaña. Pero no han querido murmurar: “Agradezco su interés en murmurar con nosotros para su artículo sobre clips de podcasts que no son podcasts. Sin incautación, en estos momentos no estamos disponibles para conceder entrevistas”, respondieron en su correo.

Un escolar de la IE University

Sin incautación, es liviana encontrar en Tiktok al supuesto conductor del podcast: Sergio Sempere, un estudiante de la IE University de Madrid. Sempere tiene otras cuentas en TikTok e Instagram, Telecalleando, donde hace vídeos de entrevistas en la calle. En TikTok tienen 157.000 seguidores y en su bio dice “La efectividad siempre supera la ficción”. Pero la ringlera entre vídeos reales y los que pueden estar preparados es fina. En su página personal, como escolar de la universidad, hay un espacioso artículo sobre Sempere, donde escriben esto sobre él: “Sergio considera que el mercado del entretenimiento en gachupin ‘tiene un potencial enorme’, y quiere contribuir a la unión de los países hispanohablantes en el sector audiovisual, siguiendo el ejemplo del mundo anglófono”. Otros participantes tienen asimismo sus cuentas en TikTok, aunque han borrado vídeos con referencias al hipócrita podcast.

Somos Paletos es un podcast que de momento no existe. De San Pedro graba los clips específicamente para viralizar. El caso de Moreno Sanders, un influencer de marketing, es poco diverso. Ha lámina un solo capítulo de un podcast del que ha sacado un clip sobre lo difícil que lo tienen los hombres para vendar: lo han manido más de 4 millones de personas solo en TikTok y Twitter. Sanders tiene un canal de YouTube tradicional con 144.000 seguidores.

De San Pedro había hecho ya otros vídeos similares, incluso hizo uno espacioso en YouTube titulado “El hombre más odiado de España”, que empezaba: “Seguramente te suene mi cara, durante uno o dos días he sido el hombre más odiado de España”. En el vídeo decía que no dejaría tener Instagram a su mujer si no fuera por trabajo y ganara más de 10.000 euros porque “es de buscona”. A posteriori explica cómo fue el proceso de creación: “La forma en que surgió este experimentación fue de la reproducción de un podcast. Es liviana viralizar con temas polémicos o que van a doler, pero al final no sirven para ausencia. Se me iluminó la bombilla y dije: ¿y si hacemos un clip virulento? Como si estuviésemos natural en el podcast. Preparamos y cortamos para TikTok y para Instagram a ver qué tal funciona. Yo creo que puede funcionar acertadamente. ¿Mucho hate va a salir?” Esta explicación en YouTube tiene menos de mil visualizaciones.

De San Pedro explica a EL PAÍS que esas pruebas pueden suponer un aventura: “Cuando subimos los primeros, hubo clientes que se molestaron porque puede afectar a su reputación. Puedes perder clientes por mala imagen. Hay que cuidar ese tipo de cosas cuando lo haces con tu imagen. A veces, hemos hecho cosas peores que esto. A veces, la lías parda y sale lastimoso y a veces maravilloso”, dice. Aunque algunos clientes le han escrito para quejarse, asegura, ha obtenido poco útil: exposición. “TikTok puede darte cierta exposición, pero si la pagas sale carísima, por ejemplo en los periódicos. Me escribió un cliente que le costó un montón de pasta salir en La Vanguardia y, me dijo: ‘Tú sales de balde con una reacción de [el actor] Jaime Lorente a tu vídeo’. El manifiesto no es de la misma calidad, pero al final juegas a eso”, afirma.

Como ocurre con sus vídeos, De San Pedro duda asimismo sobre la ficción de lo que hace Somos Paletos: “No sé si lo de ellos era en serio o broma”, dice. Es una experiencia que ha vivido él: “Hay parentela que se lo toma en serio y parentela que se lo toma en broma”.

Estos vídeos aprovechan asimismo la viralidad de los vídeos verticales en todas las plataformas, una acceso flamante. En el caso de De San Pedro, con una modificación: “En Twitter no lo ponemos nosotros porque funciona mejor si lo pone otro”.

España no es el único puesto donde este formato ha explotado. En inglés asimismo se hace, como en el caso de una maniquí que publica contenido en OnlyFans. Ryan Broderick, versado en cultural de internet, lo explica así en su newsletter: “Mi teoría es que el micrófono de podcast durante la pandemia se ha convertido en una señal visual de importancia, poco así como durante la era del apogeo de TED Talk, un asociación de chicos se filmaban en escenarios, añadían música inspiradora y luego lo publicaban en Facebook. Si hay un micrófono frente a ti, supongo que creen, significa que eres lo suficientemente importante como para que te graben”.

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Creditos a jordi perez

Fuente

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