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El desastre ferroviario de Ohio, entre la negligencia y la imaginación OVNI


La perplejidad del viernes 3 de febrero, un tren de la empresa Norfolk Southern que llevaba 20 vagones con materiales peligrosos viajaba por el noreste de Estados Unidos cuando se incendió tras descarrilar. Al día venidero se ordenó la desalojo de casi la centro de los habitantes de East Palestine, un pueblo de Ohio donde viven 4.800 personas.

Como cinco contenedores llevaban cloruro de vinilo, un gas inestable y extremadamente combustible, los equipos de emergencia decidieron quemarlo en forma controlada para evitar que el tren se convirtiera en una bala. Allí de resistir tranquilidad, la arrebato lanzó una enorme relámpago a la medio y dibujó una pluma tóxica sobre el pueblo, similar a la de los hongos atómicos.

A posteriori de apuntalar que no se encontraron contaminantes en el elegancia y el agua, las autoridades levantaron la orden de desalojo. Pero muchos pobladores desconfían. Hay peces y ranas muertas en los arroyos. En las redes se viralizan imágenes de cadáveres de gallinas, perros y zorros. Los vecinos denuncian que les arden los luceros. En un pueblo limítrofe, el consejo gubernativo fue rajar ventanas, prender ventiladores y enjuagar las superficies con lavandina diluida.

Mientras el elegancia de East Palestine empieza a aromatizar como una pileta con demasiado cloro, la clave principal es cuál fue la escalera efectivo del derrame y cuáles serán las consecuencias a abundante plazo. El cloruro de vinilo, usado para hacer caños de PVC, puede suscitar mareos, somnolencia y dolores de capital; todavía se lo asocia a un anciano peligro de cáncer. Algunos reportes indican que ya llegó al río Ohio, una fuente de agua para el 10% de la población del país. Otra de las sustancias vertidas, el acrilato de butilo, es un transparente incoloro usado en la fabricación de plásticos y pinturas. Tras inhalarse o absorberse por la piel, puede causar daño pulmonar.

Como el percance coincidió con el avistaje de varios objetos voladores no identificados sobre el bóveda celeste norteamericano, no faltaron quienes viralizaron teorías conspirativas. “¿Ovnis para tapar un Chernóbyl?”, era el cuestionamiento de quienes denuncian que esas apariciones son una cortina de humo para desviar la atención sobre el desastre. La lectura cobró impulso tras la detención del periodista Evan Lambert, que cubría el episodio, por causas no del todo especificadas.

Para otros, en la trastienda hay poco peor: el peligro de “trenes-bomba” que transportan petróleo y otras sustancias peligrosas, con el perjuicio de que empresas como la propia Norfolk Southern hicieron lobby contra normas de seguridad que incluían el requisito de desempolvar sistemas de frenado que datan de la época de la lucha civil. Por ahora, hay una sola certeza: cada vez que escuchan la sirena del tren, los pobladores de East Palestine vuelven a estremecerse.

FM

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Creditos a Pablo Corso

Fuente

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