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¿Cómo es el plan para liberar a los huemules en Chubut?

Según cifras oficiales, lamentablemente en la Argentina, actualmente solo quedan entre 300 y 500 huemules fragmentados en unos 60 grupos que están diseminados a lo abundante de 1.800 km de los Andes.

Uno de los grupos poblacionales más numerosos de este cérvido es el que se encuentra en el Parque Protegido Shoonem situado en la cuenca hídrica del río Senguer, en la provincia de Chubut.

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En esa recóndita reserva natural patagónica un equipo de profesionales viene llevando a lugar, con el apoyo de la Dirección de Flora y Fauna de Chubut, una serie de investigaciones y de medidas que buscan rescatar, cuidar y ganar la reproducción de esta especie que, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se encuentra en peligro de agonía en el mundo impávido.

Entre esas medidas se encuentra, por ejemplo, la construcción de una fase de recría y rehabilitación que la Fundación Schoonem logró concretar en agosto del año pasado gracias a una valiosa donación de la Fundación Erlenmeyer de Suiza. Y, actualmente, se encuentran en la búsqueda de fondos adicionales para poder implementar toda la provisión que el tesina para el cuidado y la preservación de los huemules en Chubut requiere, como su sanidad, autonomía, comportamiento y recría, entre los aspectos fundamentales.

 “La Temporada de Rehabilitación y Recría Shoonem se plinto en un sistema de semicautiverio. Es aseverar, que ahí los huemules habitan un dominio cuya extensión y cubierta vegetal permite que puedan desplazarse a considerables distancias y ceder a cantidades apropiadas de agua y comida” señaló Werner Flueck, uno de los fundadores de la mencionada fase,

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“Si es necesario, se puede proveer comida suplementaria. Cada día se monitorean las señales de sus radio-collares, y, a veces, nos acercamos para evaluar su sanidad y comportamiento”, agregó el igualmente investigador del CONICET en el Parque Franquista Nahuel Huapi.

Entre los numerosos estudios que llevan realizados, los especialistas lograron comprobar que, al encontrarse recluidos en las zonas altas de los Andes, los huemules se alimentan de forraje que contienen muy pocos minerales, por lo que la gran mayoría desarrolla osteopatologías y pierde los dientes, sin los cuales estos animales no pueden alimentarse correctamente.

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“Nuestro objetivo principal es originar grupos de huemules para reintroducirlos en ambientes de inscripción calidad nutricional que históricamente fueron ocupados por el huemul”, agrega el experto.

 “Eso permitirá que aumente su población y se expandan a zonas vecinas. Será ideal que en el futuro se puedan reconectar subpoblaciones que hoy en día están separadas y aisladas, y puedan reproducirse. Una recuperación de este tipo conlleva la privación de convivencia con los humanos, particularmente porque el huemul tiene poco o mínimo de miedo de las personas, lo que ha causado su exterminación circunscrito por sobre su caza”, concluyó Flueck.



Creditos a Patricia Daniele

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