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Científicos argentinos desarrollan tests para acelerar pruebas médicas


Cualquier persona que va al médico sabe que, al salir de la consulta, se llevará la orden para una larga serie de estudios de laboratorio, esenciales para demorar al dictamen o descartar enfermedades. Si la patología es compleja, las opciones disminuyen y casi nada un puñado de instituciones disponen de la tecnología sofisticada y los técnicos entrenados para hacer los tests pedidos. Por otra parte, esos laboratorios –como Altísimo– usualmente ‘atienden’ en Buenos Aires y hacer el estudio se dificulta ya sea por la distancia o los altos costos. Buscando cambiar esta situación, una flamante Start-Up argentina está desarrollando un nuevo formato de tests, antaño sofisticados, pero que –en su nuevo diseño–  pueden hacerse en forma automatizada, en cualquier consultorio de atención primaria, y obtener resultados confiables en horas, ahorrando viajes y tiempo para el dictamen e iniciar un tratamiento. 

Desde hace abriles Marcelo Kauffman y Dolores González Morón trabajan coordinando el Laboratorio de Neurogenética del Hospital Ramos Mejía en CABA. Suelen aceptar pacientes derivados de toda Argentina que llegan buscando un dictamen que solo el sofisticado equipo y los técnicos de ese laboratorio pueden obtener, tras analizar muestras de ADN de los pacientes.

“Hace mucho que venimos haciendo diversos testeos genómicos complejos, que no estaban disponibles en otras instituciones y que se usan para diagnosticar pacientes con enfermedades poco frecuentes y poco conocidas. Con frecuencia estas personas llegan tras peregrinar por numerosos médicos, a veces durante un quinquenio o más, hasta obtener que su enfermedad pueda ser identificada, gracias a realizar algunos tests moleculares complejos”, le contó a PERFIL Dolores González Morón, neuróloga y experta en neurodiagnósticos. 

Pero adicionalmente, los enfermos que atendíamos en el Ramos Mejía “eran casi una ‘elite’ que se enteraba de nuestro trabajo y podía demorar al hospital. Y esto ocurre porque, aún hoy, sigue habiendo barreras para hacer diagnósticos genéticos masivos”, completó Marcelo Kauffman, investigador del Conicet y director del Laboratorio de Neurogenética en la institución. Y recordó: “En esos abriles empezamos a pensar en la falta de extender el uso de estas técnicas para que muchas pruebas de dictamen molecular, sólo se hacían en nuestro laboratorio se pudieran usar para resolver otros temas, en cualquier emplazamiento, incluso, en una salita de atención primaria o consultorio alejado y con un personal mínimamente capacitado”.

Esa idea quedó flotando y, a principios del 2020, los dos profesionales se asociaron con Federico Scagliotti, un emprendedor serial, para cofundar “Limay Biosciences”, una todavía flamante startup dedicada a la biotecnología que aspira a cambiar y hacer que el mundo de los test moleculares se vuelva accesible para todo el mundo.

Descentralizar

Una de las tendencias centrales en políticas de sanidad es la descentralización. “Tras dos décadas de trabajar estos temas pensamos que era posible sistematizar muchas reacciones bioquímicas de biología molecular y hacerlas en un entorno controlado y automatizado, en un formato pequeño y con una operación simple: poner una muestra de cepa, orina, saliva u otra secreción en un kit y obtener un resultado concreto y confiable en pocas horas”, dijo Kauffman. Y con esa idea asimismo apuntan a descender la inversión necesaria de equipamientos en, al menos, un orden de magnitud. 

“Hoy en el puñado de laboratorios sofisticados que tienen estas opciones usan equipos de US$ 50 mil para obtener diagnósticos genéticos. Eso requiere varios pasos complejos y se toman usualmente semanas o meses. Nosotros estamos desarrollando un kit que costará diez veces menos para obtener el mismo resultado, que se podrá usar en cualquier institución o consultorio y obtener resultados confiables en dos horas”.

¿En qué se podría aplicar? Si admisiblemente lo pensaron para diversos diagnósticos de sanidad, asimismo sirve en otros rubros: la industria alimenticia y el campo, por ejemplo. “Nuestra plataforma SMARt puede detectar, en poco tiempo, si una semilla fue genéticamente modificada en un laboratorio. Así una empresa alimenticia podría controlar fácilmente si sus proveedores le entregan la materia prima solicitada. Hoy ese exploración lo hacen instituciones especializadas y cuesta US$ 200. Nuestro kit, que debería estar perspicaz a fin de este año, costará un décimo del valencia flagrante y se podrá usar en el mismo camión, en la puerta de la industria”, detalló Scagliotti.

En usos médicos

En el mundo médico piensan inaugurar el año próximo con un dispositivo capaz de confirmar en minutos, si una persona tiene dengue. “Hoy ese test se hace en laboratorios centralizados de grandes hospitales y toma varios días determinar si una persona con síntomas tiene dengue u otra infección. Nosotros usamos una muestra de cepa para, por medio de una reacción de biología molecular, encontrar en minutos el ARN del virus”, explicó González Morón. “Usando una posibilidad que podría costar aproximadamente de US$ 5 se podrá confirmar o descartar si un paciente tiene dengue, en dos horas y en la atención de cualquier salita del país”. No es poco beocio ya que, según el dictamen, una persona puede aislarse en su casa, acordar internada o evitar ciertos medicamentos. Esto sumaría beneficios para el paciente y ahorros para el sistema de sanidad”, completó la médica. 

Estos kits asimismo podrían estilarse para hacer el seguimiento de un tratamiento o para mejorar el uso de antibióticos, cuyo “exceso” se ha convertido en un problema de sanidad pública completo. Un caso representativo serían las infecciones urinarias: “A las pacientes se les suele pedir un exploración para hacer cultivos y deben regresar varios días más tarde. Usando nuestra plataforma el profesional podría memorizar en esa misma consulta qué cimiento está causando la infección y qué antibiótico recetarle”, explicó la médica.

Otras posibilidades de estos test es detectar alimentos contaminados por toxinas u hongos. Y asimismo prevén un campo de uso posible en la identificación de infecciones relacionadas con la sanidad sexual, donde estos diagnósticos darían velocidad y asimismo privacidad.

 

Nacidos en plena pandemia

Unos meses ayer de comenzar la pandemia, Kauffman y González Morón se lanzaron a ensamblar una empresa dedicada a poner a punto algunos test moleculares automatizados. Cuando los planes estaban madurando, en marzo de 2020, llegó la pandemia. No se arredraron y, aún en pleno  aislamiento –y conociéndose en forma posible– se asociaron con Scagliotti y, con un renta semilla de US$ 20 mil empezaron el arduo camino de las startups. Presentaron su tesina en varios programas de incubación, en Pimiento y en CABA, y se fueron haciendo conocidos. Comenzaron así a aceptar algunas inversiones de renta “semilla” para apuntalar los primeros desarrollos e incorporar varios especialistas de los casi vigésimo profesionales que hoy integran el staff de la compañia. Como el tesina tiene buenas perspectivas, hace unos meses el fondo de inversión especializado  en este rubro, el SF500, invirtió en la empresa medio millón de dólares. Y la ronda sigue: Limay Biosciences ya está planificando averiguar una nueva ronda de inversionistas para fin de año.

 

Deyección

◆  Se prevé que el mercado completo de testeos en el punto de atención (POC) resonancia los US$ 70.800 millones para el año 2030.

◆ Los resultados de los test pueden obtenerse en menos de 60 minutos.

◆ El mercado mundial de dictamen clínico crecerá a una tasa anual del 5,8% entre 2022 y 2028, impulsado por la creciente prevalencia de enfermedades crónicas,

◆ Los test de Limay Bio podrán ser usados para hacer dictamen en persona y animales, en el labrantío y en la industria alimenticia.

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Creditos a Enrique Garabetyan

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