Carne sin ganadería y pescado sin peces, el leñazo mundial de Israel

La máquina es discreta, silenciosa y efectiva. De un contenedor sale el músculo, del otro la mantequilla. Unas pocas pasadas de la impresora, y ahí está: un bife rozagante y sin cepa. Así funcionan las cosas en Steakholder Foods, la compañía israelí que fue nota mundial este 19 de abril, cuando el primer ministro Benjamin Netanyahu probó carne hecha sin vacas y pescado hecho sin peces en sus instalaciones de la ciudad de Rejovot.
El procedimiento suena simple. De un juego de células superiora, Steakholder selecciona las que generarán carne de mejor calidad y sabor. A desatiendo de choto, las coloca en un biorreactor (recipiente bajo condiciones controladas) que las alimenta, presumiblemente con suero. Luego se diferencian entre células de músculo y mantequilla. Ese será el insumo de la “bio tinta” que se carga en la impresora. Cuando se elige el corte, la máquina elabora una cuchitril compacta y con cierto brillo, que se incuba durante algunas semanas para que las células sigan diferenciándose, y así se obtengan la densidad, el volumen y el tamaño deseados.
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Durante el itinerario, los directivos de la empresa le explicaron a Netanyahu que podían imprimir toneladas de carne por día. “¿Toneladas?”, repitió absorto el premier, que le dio un tajada a una cuchitril de carne y otro al de pescado. “Es una revolución entero”, resumió. El próximo paso, anticipa, será la calostro sin vacas.

Luego de Estados Unidos, Israel es el país que más invierte en la industria de las proteínas alternativas, con más de cien compañías. No es de desconcertar en la nación fréjol, acostumbrada a acogerse a la tecnología para pasar las limitaciones espaciales. “Queremos cambiar la forma en que se abastece y suministra al mundo”, plantea Steakholder, cuyos objetivos declarados son preservar los ecosistemas, proteger el bienestar de los animales, y sustentar seguros el agua y la comida.
Una ojeada desde la periferia
“La ganado celular es parte de la progreso de esta industria”, confirma a Modo Fontevecchia, Diego Gauna, coordinador del ámbito de Prospectiva del INTA. “Es una carrera larga, por ahora más tecnológica que comercial, liderada por Estados Unidos, Australia e Israel. Como requiere altas capacidades de ingeniería y tecnología, todavía estamos en una etapa real. Luego vendrán las regulaciones, la escazes de que no haya contaminación en los procesos y la opinión de los consumidores”.
Si proporcionadamente sigue el tema desde hace siete abriles, Gauna reconoce que “hoy no está en la dietario” de Argentina, donde “siempre hubo resistencias”. Más allá de la desatiendo de expertise, “hay cuestiones políticas: esta industria compite con el sector más importante del país. Los ganaderos están totalmente en contra y plantean que solo se puede clamar carne lo que proviene del ganadería; no quieren que esto termine en el supermercado”. Aunque el debate es entero, promete intensificarse con fuerza por estas pampas.
MVB JL
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Creditos a Pablo Corso
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