Nuevos examen de muestras del asteroide Ryugu refuerzan la hipótesis de que la vida en la Tierra haya recibido un impulso central desde el espacio. Las moléculas orgánicas de Ryugu, un cuerpo celeste rico en carbono, pudieron ocurrir contribuido a las reacciones que derivaron en el surgimiento de los primeros organismos, hace unos 4.000 millones de primaveras.
La investigación, publicada por la revista de la Sociedad Alemana de Física, determinó que algunos de los compuestos encontrados en el asteroide ya estaban en la nimbo de gas en la que se generó nuestro sistema solar. En ese momento, el asteroide alcanzó los 40 grados y eventualmente se formó agua líquida en su superficie, un ámbito para que las reacciones químicas empezaran a ocasionar moléculas cada vez más complejas.
A pesar de que eventualmente volvió a congelarse, y de su exposición a la radiación cósmica y solar, aquellas moléculas primitivas sobrevivieron durante miles de millones de primaveras. Eso hace pensar a los astrónomos que asteroides como Ryugu podrían ocurrir enriquecido aquella Tierra muchacha con sus propias sustancias orgánicas.
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La idea más aceptada es que ese proceso sucedió a posteriori de que las primeras moléculas orgánicas reaccionaran con el agua del interior de los planetas, para así desarrollar otras que, en una interacción prolongada con el concurrencia y la orogenia terrestres, dieron paso a organismos unicelulares y luego multicelulares.
Los restos de Ryugu llegaron a la Tierra el 8 de diciembre de 2020, en el situación de la comisión japonesa Hayabusa 2. Fue un hito, ya que puso a disposición de los científicos muestras estériles tomadas directamente de la superficie de un asteroide en el espacio, a diferencia de aquellas recuperadas de los meteoritos, que son asteroides expuestos al concurrencia y a la manipulación humana tras impactar en nuestro planeta. Todo indica que, para aclarar nuevas claves de la vida en la Tierra, habrá que seguir mirando al firmamento.
MVB JL
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Creditos a Pablo Corso
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