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Alberto Sangiovanni Vincentelli: “La tecnología avanza a pasos agigantados y algunos de los saltos se dan por fe” | Tecnología


Los chips están en todas partes. “No solo en los objetos, sino igualmente en nosotros mismos”, dice Alberto Sangiovanni Vincentelli (Milán, 1947), catedrático de la Universidad de California en Berkeley y una autoridad cuando se proxenetismo de la revolución de los circuitos electrónicos. Están en los móviles, ordenadores, automóviles, electrodomésticos, juguetes y hasta en el prosciutto, pernil peninsular en italiano. Poner un chip al flanco del hueso de la pata del inmundo para calcular la salinidad y la humedad del pernil —las dos cosas más importantes a la hora de osar si está inteligente para engullir—, fue una de sus ideas. Hoy, el prosciutto inteligente es una sinceridad, así como los sensores que llevan los futbolistas para calcular su desempeño o confirmar que están en el campo. Ambas invenciones pasaron por su despacho de Berkeley hace “unos vigésimo abriles”. Incluso los chips de Elon Musk para el cerebro, poco que desarrolló un colega suyo de la universidad estadounidense “hace mucho tiempo”.

Sangiovanni Vincentelli se adelantó en el tiempo con sus ideas y creó las herramientas que hicieron posible tener estas tecnologías al día de hoy. Ha sido condecorado con el premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento por su contribución al diseño y a la restablecimiento de los chips, que están presentes en los dispositivos electrónicos de la ahora. Ha sido remisión en los últimos 50 abriles por trasladar el conocimiento entre el mundo normativo y las empresas, facilitando la transformación en el comercio de chips al derredor de planeta.

El investigador deje con EL PAÍS por videoconferencia desde una pueblo montañosa al oeste de India, donde ha viajado para un avenencia de consejeros de una de sus diez compañías. Sangiovanni Vincentelli fundó, por otra parte, las empresas Cadence y Synopsis, referencias en la industria electrónica mundial por desarrollar los programas utilizados en cada uno de los chips de la ahora.

Pregunta. ¿Cómo se siente al ver que su trabajo se utiliza en todo el mundo?

Respuesta. Es increíble. En algún momento, surge como poco natural. Diseñas un componente con sus herramientas y es como la persona que inventó el martillo. Toda la multitud lo usa, pero quien lo ha creado no pensó, en su momento, que estaba construyendo cada martillo que hay el mundo. Lo que hacemos es ayudar a la multitud a diseñar chips que van en cada objeto hoy en día.

P. Cuando empezó su trabajo hace 50 abriles, ¿podía imaginar que eso pasaría?

R. Sí, sin duda. No era difícil imaginarlo. Estaba claro que se podía hacer chips cada vez más pequeños, más potentes y más baratos. Y así sucesivamente. Se podía imaginar todo tipo de aplicaciones. Quiero proponer, no podía hacerlo, pero era obvio que iría en esa dirección. De hecho, uno de los fundadores de Intel, Gordon Moore, postuló la Ley de Moore, la cual estipulaba que cada dos abriles se duplicaría el número de chips en un sustrato. Y eso se mantuvo hasta ahora. Es increíble, porque fue hace 45 abriles. Varios de nosotros tuvimos la misma idea.

P. ¿Es físicamente sostenible ayudar este parámetro?

R. Decimos muchas veces que no podemos más. Reminiscencia a un buen colega mío y una autoridad en tecnología, el profesor James Meindl, cuando los transistores tenían cerca de una micra [equivalente a la millonésima parte de un metro] dijo en un discurso: “Esto es todo, no podemos más”. Pero ahora estamos a un nanómetro [la millonésima parte de un milímetro], que supone unos pocos átomos, uno encima del otro. Así que no se puede hacer mucho más. Incluso, los dispositivos ya son tan pequeños que ya no se comportan como un transistor y se convierte en un componente imprevisto, donde no se puede predecir muy acertadamente lo que sucede.

Estamos acercándonos a los límites físicos, pero no al final de la capacidad de la microelectrónica

P. ¿Cuáles son las complicaciones?

R. La primera es el proceso de fabricación, cómo hacer poco tan pequeño. La luz ya no llega ahí y se empieza a usar E-beams [haz de electrones] y láser para poder obtener a un nanómetro. Pero por debajo de eso, no está claro lo que se puede hacer. La segunda es que por ser tan pequeño no se comporta de forma determinada. La última, es demasiado caro y ¿positivamente vale la pena? Actualmente, una nueva tendencia de fabricación de tres nanómetros cuesta rodeando de cinco mil millones de dólares. Estas tres cosas revelan que estamos acercándonos a los límites físicos, pero no al final de la capacidad de la microelectrónica. Podemos hacer poco que se pasión paquetes multichip.

P. ¿Significaría unir a varios chips en punto de tener un único superpotente?

R. Esto es lo que hemos estado haciendo desde los abriles cuarenta, cuando se inventó el transistor. Poner los componentes en la parte superior del sustrato y conectarlos entre sí. Por otro flanco, hacer un solo circuito integrado en un único chip es interesante por el rendimiento, porque va más rápido, consume menos energía, y hasta puede ser más de ocasión en términos de fabricación. Pero cuando desarrollarlo es demasiado caro, hay que retornar antes y usar la antigua fórmula. Ahora, lo que se quiere hacer es enlazar a varios chips desnudos. En punto de tenerlo lanzado, envuelto en un plástico y conectado en el tablero, es utilizarlo tal y como sale de las líneas de fabricación. Queda como una tarta, pero con mil capas. La distancia entre ellos es muy corta, por lo que el rendimiento no es tan bueno, entonces es una posibilidad intermedia. Ahora se les pasión chiplet, que es un nombre atractivo para los módulos multichip, que empezamos a pensar hace unos 30 abriles.

P. ¿Por qué no se ha ido por esta vía desde entonces?

R. Hubo empresas que intentaron hacerlo, pero todas fracasaron. Y la razón es que la tecnología estaba avanzando muy rápidamente. El momento en que había el paquete multichip, ya existía el chip único que lo contenía todo. Aunque hubiese un chip desnudo, el otro era mejor. Pero ahora no podemos exprimir más cosas, por lo que debemos recuperar el comienzo de la tecnología.

P. ¿En el tablado de los microprocesadores se sobreestima el estudios necesario?

R. Sí, totalmente. Desafortunadamente, la tecnología avanza a pasos agigantados y algunos de los saltos se dan por fe. Poco suena acertadamente, se proyecta y se extrapola lo que puede hacer. El estudios necesario es solo un capítulo de la inteligencia industrial. Imagina que hay una caja negra y la quiere descifrar. Entonces se hace un cuestionario: le introduce poco, ve lo que sale, y luego intenta adivinar lo que hay interiormente. Y aquí viene la diferencia entre la física y el estudios necesario, que en mi opinión, es solo un enfoque para la identificación. Lo que se hacía en los viejos tiempos con una caja negra era tratar de descubrir cuál era la física interiormente. Entonces se observaba el engendro y se preguntaba qué podría explicarlo. Este es un punto secreto. Nuestra mente, con modelos matemáticos modernos y experimentación, tratan de explicar el porqué. La inteligencia industrial no puede hacerlo, porque no conoce el mecanismo en la saco del porqué un dispositivo se comporta de tal forma. Pero si quiere agenciárselas en la web con ChatGPT está acertadamente, no hay ningún problema ahí. Si pierde poco, nadie muere. Pero si el veredicto es en la conducción autónoma, eso es otra historia, una persona puede expirar.

P. ¿Cómo de allí puede obtener esta inteligencia?

R. Un colega mío empezó a hacer preguntas capciosas y llegó un momento en que ChatPGT dijo cosas sin sentido. Se puede hacer trampa. Con respecto a la forma intuitiva de usar internet, a veces me enfado porque si estoy en Singapur o en India y busco dónde puedo ver a [un partido de] AC Milan contra el Tottenham, me salen todos los canales locales. Pero eso no me interesa, porque quiero retener en qué canal italiano. Incluso si digo “en Italia” me sigue dando todos los canales de India. Sin incautación, si le digo a ChatGPT “quiero retener los canales que muestran el AC Milan en Italia” lo hará sin ningún problema. Elimina la frustración de destinar tiempo a agenciárselas poco que podría haberse hecho de forma más inteligente. Y puede aplicarlo de forma interactiva, a mí me encantaría poco como Alexa. A veces, ella hace un trabajo maravilloso y ChatGPT es sin duda mucho más potente que Alexa porque es un maniquí más espacioso y por eso puede exprimir más conocimiento sobre mi pasado.

P. ¿Qué le gustaría ver en los próximos abriles con respecto a este tipo de tecnología?

R. El punto secreto es entender cuál es su cortapisa. En punto de proponer que todo es bueno, es preguntarse cuál es el flanco imagen de la tecnología que estamos desarrollando. Siempre hay un flanco imagen, pero la multitud no lo difunde. En cierta medida, trato de hacer todo lo que pueda, sería bueno que todos estudien los pros y los contras. Sobre el estudios necesario o de ChatGPT, son excelentes. Pero hay que platearse cuál es el flanco imagen, qué se puede respaldar con esta tecnología, dónde se la utiliza mejor y en qué no debe ser empleada. Piensa sobre CRISPR-Cas9, que nos permite modificar nuestros genes de una forma precisa. Puede eliminar las enfermedades genéticas, pero igualmente puede obtener a ser como los nazis, todo el mundo nace con los luceros azules, podrías hacerlo ahora por cierto. ¿Cómo nos aseguramos de que poco así no suceda?

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Creditos a Emanoelle Santos

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