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Los Economistas prevén un crecimiento positivo de la capital en el primer trimestre …

El final Observatorio Financiero del Consejo Normal de Economistas (CGE) valoró que la capital crecerá en torno al 0,3% y 0,4% en el primer trimestre de este año. Este crecimiento vendría impulsado por el crecimiento del final trimestre de 2022 y por el buen comportamiento de los indicadores adelantados.

«El IPC en marzo ha tenido, de confirmarse los datos, una reducción de 2,7 puntos en tasa interanual, hasta el 3,3%, conveniente fundamentalmente a la caída de los precios de la energía y de los carburantes. Preocupa la inflación subyacente que se mantiene en niveles de meses anteriores, en el 7,5%. Este enquistamiento de la inflación subyacente, con cuatro meses consecutivos por encima del 7% y con tasas de crecimiento superiores al índice normal, pone de manifiesto el componente estructural. De todas formas, revisamos nuestra previsión de crecimiento del IPC normal en 2023 en una horquilla entre el 4% y el 4,5% (previsión preliminar: 4,5%)», han destacado desde el CGE. 

«Los menores riesgos de recesión – tan presentes en el final trimestre de 2022 -, la reducción de las presiones inflacionistas, la asesinato de los cuellos de botella en las cadenas de suministro y la beocio preocupación por el coste de la energía hacen que la actividad empresarial esté creciendo en marzo a su ritmo más rápido de los últimos diez meses, impulsada fundamentalmente por el sector servicios, tal como refleja el PMI compuesto preliminar de la zona euro. La actividad comercial del sector servicios se ha incrementado por tercer mes consecutivo y su índice ha aumentado de 52,7 de febrero a 55,6 en marzo, registrando la longevo expansión desde mayo de 2022. La producción manufacturera, sin incautación, se ha mantenido prácticamente sin cambios respecto a los dos meses anteriores», señalaron. 

Las tensiones surgidas en los mercados financieros, como consecuencia de los existencias de las subidas de los tipos de interés, han afectado a determinadas entidades bancarias, sembrando la duda sobre la solidez y solvencia de las mismas, y han elevado la volatilidad de los mercados, generando incertidumbre. No obstante, parece que la situación de la banca en España es buena, al estar las entidades muy capitalizadas; pero el establecimiento de condiciones financieras más estrictas podría tener como consecuencia la restricción de crédito y, luego, frenar la inversión y el consumo, trasladando la crisis financiera a la capital actual. Dadas las características del tejido empresarial gachupin, con mayoría de pymes y autónomos, el incremento de los costes podría forzar al vallado de muchos de ellos, generando problemas en el mercado sindical y igualmente, como no, en la morosidad de las entidades bancarias, en cuyos balances se incluye deuda comprada con tipos negativos, ahora con pérdidas latentes de no estar asegurada con swaps. Esta incertidumbre está interfiriendo negativamente en el crecimiento financiero de la zona euro según los economistas. 

En el caso de España, el crecimiento interanual del final trimestre de 2022, del 2,6%, está sirviendo de tracción para el primer trimestre de este año, alejando el aventura de recesión. Si aceptablemente es verdad que el encarecimiento de la financiación puede provocar un estancamiento, si no reducción, tanto del consumo como de la inversión, con existencias perversos en el empleo, se prórroga que en este primer trimestre nuestra capital crezca en torno al 0,3%-0,4%, esperando una progreso poco superior en los dos próximos trimestres sobre todo por el intención del turismo. El buen comportamiento de las exportaciones, fundamentalmente de acervo en 2022, parece que se confirma en 2023, con un incremento en enero del 16,2% interanual hasta los 30.921 millones de euros, mientras que las importaciones ascendieron un 5,3% interanual hasta los 34.876,7 millones de euros.

El Índice de Precios al Consumo aventajado de marzo ha tenido una variación mensual del 0,4% (0,5 puntos menos respecto al incremento de febrero de 0,9%). En tasa interanual, ha tenido una reducción de 2,7 puntos, hasta el 3,3%, conveniente fundamentalmente a la caída de los precios de la energía y de los carburantes. Sin incautación, la inflación subyacente, de confirmarse estos datos, mantiene una variación similar al mes preliminar, en tasa mensual del 0,7% y en tasa interanual, 7,5%, una décima menos que en febrero (7,6%).  

«De no controlarse la inflación en Europa se podrán incrementar de nuevo los tipos» 

De no controlarse la inflación en la zona euro, el Tira Central Europeo mantendrá su política de incrementar tipos, que podría impresionar hasta el 4%-4,25%. Este incremento de los tipos de interés debería conllevar al refrigeración del consumo y la inversión, con objeto de frenar la inflación subyacente, que tendría igualmente su intención en las exportaciones españolas cuyo principal mercado es Europa, con Alemania, motor de la misma, prácticamente en recesión técnica.  

Por ello, aun teniendo en cuenta la buena progreso de los indicadores adelantados, consideramos que este refrigeración que se prórroga por los existencias del incremento de los tipos de interés afectará a nuestra capital, por lo que mantenemos nuestra previsión de crecimiento del PIB en el 1,5%.

Como consecuencia de esta ralentización de la capital en 2023, se prórroga que el empleo se resienta y la tasa de paro sea superior a la registrada en 2022, tal como manifestamos en nuestra previsión preliminar (13,1%).

La deuda pública de las administraciones públicas, según el protocolo de débito excesivo, ha disminuido en enero el 0,85% respecto al mes preliminar hasta situarse en 1. 489.797 millones de euros, aunque con una tasa de crecimiento del 4,5% en términos interanuales. De mantenerse en niveles actuales en masa, nuestra previsión es que se llegue al 111% del PIB, aunque no habrá que perder de traza la longevo o beocio flexibilidad de las reglas fiscales.

El incremento de los tipos de interés encarece el coste de la deuda, afectando al presupuesto del compra conocido. En este sentido, es necesario el control del débito conocido, por debajo del registrado en 2022 (que ha sido del 4,8 %). Nuestra estimación es que a finales de este año el débito se sitúe en el 4,4%.



Creditos a: Sol Galindo

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