una industria que llegará a los 95 millones en 2023

Los datos son el combustible para la personalización, la retención de clientes, las ventas cruzadas y las oportunidades de ventas adicionales.
Son ‘oro’ para las empresas, que se debaten entre proporcionar una excelente atención con mensajes relevantes y adaptados a los intereses de las
personas en el momento encajado y la preocupación de los clientes por la cesión de sus datos personales que los profesionales del marketing necesitan para
crear esa experiencia.
“Las empresas tienen una clara carestia de datos para la construcción de esas experiencias personalizadas, es aseverar, tienen lo
que se claridad la ‘data debt’, datos no accesibles rápidamente para el impulso de campañas”, señala Rafael Jiménez, CEO y fundador de SEAL Metrics, que añade que “esto
hace que recurran a cookies de terceros para enriquecer sus datos y mejorar sus resultados en el dominio del marketing digital”.
Todo esto ha regalado superficie a la ‘cookie economy’ o riqueza de las cookies. Una cookie es un trozo de código que se pone en tu navegador y que puede
evaluar toda la navegación por una página web que visitemos. “Esto hace que tanto el ecommerce pequeño, extenso o simplemente cualquier web pueda ver de
forma más o menos anónima lo que ha sucedido en nuestro periplo por su página. El problema radica en la comercialización de esa información,
ya que la transacción se produce cuando uno vende los datos a otro/s y ese otro intenta traicionar poco al legatario. Todo ello sin el
conocimiento y consentimiento del legatario”, explica el CEO y fundador de SEAL Metrics.
Esta ‘cesión de cookies’ se lleva produciendo durante muchos primaveras y ha generado una riqueza rodeando de estas. Según datos de Statista, se paciencia que esta industria magnitud un valía superior a los 95 millones de
dólares en 2023. Lo cierto es que hay una riqueza rodeando del mundo de las cookies. Desde empresas enormes, como Google, hasta otras más
pequeñas. “Este ecosistema genera billones de euros y cientos de miles de puestos de trabajo en el mundo”, mantiene el CEO y fundador
de SEAL Metrics.
Según un estudio de BCG y Google, las empresas que utilizan datos originales
proporcionados por el cliente para realizar tareas secreto de marketing obtienen hasta un 29% más de ingresos y reducen un 15% sus
costes. Sin retención, a pesar de sus claros beneficios, la mayoría de las marcas aún no se están dando cuenta de todo el potencial de los datos
propios.
Pero, ¿cómo funciona efectivamente esta industria? “Una vez que aparece el faldón de cookies y se acepta, este simple visaje permite
que varias empresas ‘jueguen’ con los datos, de forma anónima, pseudo-anónima o totalmente identificable.
La secreto es que las tecnologías utilizadas y las empresas no hacen cero ilegal (porque hemos aceptado esas cookies), pero
efectivamente lo amenazador es lo que pueden hacer las empresas con nuestros datos, especialmente las grandes tecnológicas, sin
nuestro consentimiento”, apunta Rafael Jiménez. Es por este motivo por lo que la Unión Europea (UE) ha promovido una legislatura para
proteger la privacidad de los usuarios, una de las medidas es el faldón de cookies, ya que es el únic medio que tenemos los usuarios de
transmitir a las empresas como queremos que traten nuestros datos personales.
“Los datos son importantes. La privacidad es importante. Nos han intentado traicionar que ‘no pasa cero’, pero todos se pelean por tu atención en
redes sociales o te persiguen para que compres sus productos. Los datos propios proporcionan insights valiosos que pueden ayudarnos a mejorar la
experiencia de los clientes y los resultados de negocio. No obstante, incluso es primordial que los profesionales del marketing usemos los
datos propios de forma responsable”, reflexionan los expertos de SEAL Metrics.
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