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los casos de Kavak, Clara y Factorial con sus inversionistas

Lo primero: un plan de negocios

Gerry Giacomán nació en Monterrey, Nuevo Héroe, pero se mudó a San Francisco para estudiar un MBA en la Escuela de Negocios de Stanford. En ese entonces fungió como VP de Revenue en Grow Mobility, liderando el campo de acción de Growth. Sin confiscación, notó que la compañía tenía problemas para administrar sus gastos empresariales.

Así que con los conocimientos adquiridos en la pericia y un creciente regusto por emprender, Giacomán -junto Diego García- creó Clara, una startup que permite a las empresas tener un mejor control de sus finanzas, mediante una plataforma que incluye tarjetas de crédito corporativas, un sistema de gastos, adicionalmente de un producto de pagos y transferencias.

Lo primero, menciona, fue hacer un plan de negocio que plasmara la visión de la startup y su valencia. “La esencia es construir el producto muy cerca del cliente y hacer un prueba de imaginación, cómo este mundo puede ser diverso y escribirlo en un plan de negocios que tenga un componente de novelística, historia y posibles, un plan financiero, cuánto me va a costar, qué necesito para que esto pase y cuánto va a suscitar en revenue. Un plan de negocio es importante porque para tener impacto a escalera y por mucho tiempo necesita ser un negocio sostenible”, menciona.

El emprendedor mexicano recuerda que al charlar con inversionistas les decía que había una gran oportunidad en México y Latinoamérica. No lo creían, al menos la mayoría. “Eso es poco que ha ido cambiando y a nosotros nos tocó ver cómo hemos sido la primera inversión de Latinoamérica para varios fondos, pues se van quitando las dudas que tienen los inversionistas globales sobre la región”, asegura.

Lo que más cuestionaban los inversionistas era si Clara contaba con el equipo necesario y capaz y si el producto que ofrecían respondía a las demandas del mercado, ya con un uso comprobado.

La superioridad, señala Giacomán, es que Clara surgió en 2020 previo a la pandemia. La precipitación de la digitalización que caldo luego significó un impulso para la startup. En marzo de 2021, obtuvieron su primera ronda de 3.5 millones de dólares (mdd), liderada por Normal Catalyst, fondo detrás de empresas como Stripe, Airbnb y Antojo.

En la ronda además participaron otros fondos como Picus Caudal, Canary Ventures, SV Angel, GFC, SOMA Caudal, Liquid2, Adapt Ventures, así como los emprendedores e inversionistas ángeles: Courtney McColgan de Runa, Nicky Goulimis de Nova Credit, James Sagan de Architect Caudal, Nico Barawid de Casai, Brian Requarth de VivaReal, Justin Mateen de Tinder y Karim Atiyeh/Eric Glyman de Ramp, entre otros.

Ése mismo año, obtuvieron la ronda Serie A por 30 mdd, esta vez liderada por Tom Stafford de DST Total Partners, con la billete de monashees, Kaszek Ventures, Avid Ventures y los inversionistas actuales de Normal Catalyst. En julio, recibieron un financiamiento adicional por 5 mdd, respaldado por inversionistas ángeles y fundadores de unicornios como Rappi, Jüsto, Bitso y Kushki.

Y en diciembre pasado, Clara concretó una ronda Serie B, por 70 mdd, a cargo de la firma tecnológica Coatue. Hoy día, la startup, con sede en México y operaciones en Brasil, ya es considerada una empresa unicornio (que generó un valencia de 1,000 mdd durante su etapa de impulso al mercado). Su foco coetáneo es expandirse a más países de Latinoamérica y actualmente cuenta con más 200 colaboradores de distintas nacionalidades.

“La recomendación es no tener el objetivo de convertirse en un unicornio como tal, sino tener visión de construir una empresa importante que solucione problemas. Estar cautivados por esos problemas, así como en sus soluciones. Más o menos de eso, debes crear la empresa”.



Nancy Malacara

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